Opinión | Editorial

El Periódico
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El incendio más difícil desde 1994

Lo más urgente es atajar las llamas en Ribera d'Ebre, pero las causas últimas del fuego requieren también una revisión a fondo de la política agrícola

Los bomberos trabajan en el incendio de Vinebre.

Los bomberos trabajan en el incendio de Vinebre. / periodico

El incendio en la Ribera d’Ebre ya es uno de los más devastadores de los últimos años. En dimensiones supera en superficie quemada a otros que se dieron en esta misma zona, como el trágico suceso de Horta de Sant Joan, hace una década, o los de Rasquera y El Perelló en el 2012, aunque aún cabe la posibilidad de que la labor de los bomberos impida que alcance al que en el 2012 quemó 13.000 hectáreas en el Alt Empordà. Pero lo más inquietante es que los bomberos se están enfrentando a unas circunstancias que no tienen parangón desde los grandes fuegos de 1994. Las altas temperaturas, el viento, la baja humedad y los mínimos niveles de pluviometría han convertido en un drama ecológico y humano el accidente desencadenado en un estercolero de una granja de la Torre de l’Espanyol.

Los denodados esfuerzos de bomberos, agentes forestales y vecinos se centran ahora en evitar una mayor catástrofe. Desertización del territorio, bosques sucios y secos (la mayoría privados), falta de fijación de la población en zonas rurales y de campos cultivados, son algunas de las causas últimas que requieren no solo medidas coyunturales sino una revisión a fondo de la política agrícola y un sentido global de país que hoy por hoy es muy débil, y más aún en las comarcas pobres. Lo más urgente es evitar males mayores y atajar las llamas. Lo más necesario es evitar que vuelva a suceder, en un verano que se adivina francamente complicado. Para ello, es imprescindible que toda la ciudadanía extreme la precaución en plena ola de calor.