Opinión | Editorial

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Hora de trabajar por las ciudades

Tras los cruces dedescalificaciones ante pactoslegítimos es el momento deempezar a serenar los ánimos

Ada Colau y los regidores posan en la escalera del Ayuntamiento de Barcelona.

Ada Colau y los regidores posan en la escalera del Ayuntamiento de Barcelona. / periodico

Todos los ayuntamientos españoles, salvo los pendientes de impugnaciones, se han constituido, la mayoría mediante pactos cruzados que a menudo han modificado las expectativas de la noche electoral del 26-M. Pero así son las reglas del juego: no gobierna quien llega primero, sino quien consigue sumar una mayoría, aunque a los candidatos de las listas más votadas que son desplazadas no les guste.

Barcelona

Así ha ocurrido en Barcelona. Ada Colau seguirá como alcaldesa al haber alcanzado 21 votos tras un pacto con el PSC y al aceptar el apoyo de Manuel Valls, que se lo ofreció sin contrapartidas para evitar un alcalde independentista en la capital de Catalunya. Los otros tres concejales de Ciudadanos votaron en blanco. Tras un complejo proceso en el que ha habido presiones de todo tipo y descalificaciones contra Colau y Valls por la opción tomada, tan legítima como cualquier otra, toca ahora serenar los ánimos, y dedicarse a gobernar la ciudad con el mayor consenso posible. Porque el pacto BComú-PSC solo tiene 18 concejales de 41 y se necesitarán otros tres para sacar adelante los Presupuestos y los grandes proyectos ciudadanos. Ahí es cuando los votos de los concejales de Valls serán más difíciles de sumar a los del equipo de gobierno de lo que ha sido en la investidura.

Consciente de ello, Colau ofreció la mano tendida a los demás grupos, un gesto que Maragall fue el único en rechazar. A causa de la tensión entre el independentismo y los ‘comuns’, la investidura se convirtió en un acto de alto contenido político marcado por la presencia del cabeza de lista de JxC, Joaquim Forn, ovacionado por gran parte de los asistentes, que abuchearon a Valls cuando negó que en España hubiera presos políticos y exiliados. En la calle, los independentistas increparon también a Colau, con gritos de «traidora». En su intervención, Forn mencionó la «operación de Estado» que el independentismo sostiene que se ha puesto en marcha para evitar que la alcaldía de Barcelona cayera del bando independentista, una afirmación que evidencia el duro golpe sufrido por el secesionismo en su anhelo de sumar Barcelona a su estrategia de tensión permanente desde las instituciones a las puertas de la sentencia del juicio del procés. El desenlace de lo sucedido en alcaldías como las de Lleida y Tarragona, bastaría para descartar esta supuesta conspiracion. Sea como sea, Barcelona ya tiene alcaldesa, y es hora de trabajar por la ciudad.

Cataluya

Pese a que muchos pactos estaban anunciados, la jornada deparó bastantes sorpresas. La mayor en Catalunya, la de Badalona, donde la renuncia a presentar la candidatura por parte de Dolors Sabater desplazó a la lista más votada, encabezada por Xavier García Albiol, para que el socialista Álex Pastor conserve la alcaldía. Eso refuerza el poder del PSC en el área metropolitana, ya que seguirá gobernando en L’Hospitalet, Santa Coloma de Gramenet y Cornellà y conquista también Sabadell. De las 10 ciudades catalanas más pobladas, el PSC estará en el gobierno de seis. Pero también ERC avanza en la Catalunya urbana, al conseguir Lleida y Tarragona y gobernar en coalición en Terrassa, mientras que el PDECat solo conserva Reus, tras perder Sant Cugat por un pacto entre ERC, el PSC y la CUP que vuelve a demostrar la primacía de las circunstancias locales en la política municipal pero también las tensas relaciones entre los partidos liderados por Puigdemont y Junqueras. Las municipales, pues, consolidan el poder de los dos partidos que ya se impusieron en las generales, ERC y el PSC, frente al retroceso imparable de los posconvergentes.

Es incomprensible la estrategia de Rivera de abrir las puertas de las instituciones a Vox del brazo del PP

España

En el resto de España, los pactos mejoran en mucho los resultados en el 26-M del PP, que se adjudica Madrid, Zaragoza, Málaga y Murcia, cuatro de las ocho ciudades más pobladas. Pero este avance se produce gracias a la alianza con la extrema derecha, algo insólito en los grandes países europeos. Ciudadanos, pese a las piruetas que intentan ocultarlo, ha accedido también a pactar con Vox para obtener así la presencia en el mapa municipal de la que carecía hasta ahora. El caso de Cs es mucho más grave; ha facilitado alcaldías del PP y ha blanqueado a Vox al tiempo que reforzaba a su rival con una política que consolida su giro a la derecha. Su estrategia de intentar desbancar al PP cerrándose a acuerdos con los socialistas y ofreciéndole mientras tanto cada vez más poder al PP de Pablo Casado es realmente incomprensible