La alcaldía de BCN

Sé infiel pero mira con quién

Que Valls ofrezca sus votos y Colau los acepte, como mínimo, añadirá más distancia y desconfianza de la ciudadanía con la política

Ada Colau, este viernes, antes de la rueda de prensa en la que anunció el resultado de la consulta a las bases de los 'comuns'.

Ada Colau, este viernes, antes de la rueda de prensa en la que anunció el resultado de la consulta a las bases de los 'comuns'. / periodico

Toni Aira

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Justo después de la noche electoral del 26-M, asistí con un punto de sorpresa a una ola de desacomplejada defensa de la diferencia entre lo que el político defiende en campaña y lo que al día siguiente de los comicios puede hacer. Las urnas han hablado, es momento de dejar las buenas intenciones y de ajustarse a lo que las posibles sumas y restas manden. Esta era una tesis extendida. Y no digo que discrepe de ello plenamente, pero sí que me permito apuntar que eso debería darse dentro de un orden, sin entregarse a lo obsceno o a lo manifiestamente antagónico con lo que se ha prometido y con lo que teóricamente se representa. Una opción moderada que no se ha dado en algún caso de entente cordial sobrevenida, como la que ha unido a Ada Colau y Manuel Valls.

Una película de Fernando Trueba, 'Sé infiel y no mires con quién' (1985), planteaba en su título la opción promiscua desbocada que ahora algunos defienden y que yo reformularía con un 'sé infiel pero mira con quién'. Debería ser de aplicación universal a unos partidos a los que ciertamente hemos visto hacer de todo, hasta el punto de que se ha convenido en más de una ocasión que el sistema está en crisis y que la confianza de muchos ciudadanos con la política está rota.

De acuerdo, no nos sorprenderemos ya de casi nada de lo que hagan. Pero con ciertos límites. ¿O no? ¿O es que vamos a justificar ciertas infidelidades flagrantes a un ideario político, cuando quien lo hace es quien más lo ha denunciado en otros? ¿O es que lo vamos a pasar como lo más normal del mundo, sin más, «porque los demás lo hacen», cuando en teoría actores políticos como Colau vinieron para romper con eso?

Valls dijo: «Si quieren echar a Colau, voten a Valls». Colau dijo que Valls era «el candidato de las élites» que había venido a echarla. Ahora el uno le ofrece sus votos y la otra los acepta. Sin más, dicen. ¿Sí, seguro? ¿Gratis? Pues no, porque como mínimo añadirá más distancia y desconfianza de la ciudadanía con la política. De las cosas que más matan una relación después de una flagrante infidelidad.