Las elecciones en Girona

Pulso entre familias independentistas

Las comicios del 26-M se presentan como una competición entre JxC, ERC y una coalición de CUP y 'nadalistes'

La alcaldesa de Girona, Marta Madrenas (con la bandera), descubre, en abril del año pasado, la placa que inauguró el cambio de nombre de la plaza Constitución por 1 de octubre.

La alcaldesa de Girona, Marta Madrenas (con la bandera), descubre, en abril del año pasado, la placa que inauguró el cambio de nombre de la plaza Constitución por 1 de octubre. / .43019105

Salvador Martí

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A día de hoy la fragmentación política y la inestabilidad se han convertido en el pan nuestro de cada día de los consistorios catalanes, y Girona no es una excepción. Marta Madrenas, la imprevista y actual alcaldesa en funciones, ha acabado el mandato gobernando con 10 concejales (en un consistorio de 25) después de que los hechos del 1 de Octubre hiciesen saltar por los aires la coalición que tenía con los cuatro concejales socialistas encabezados por Sílvia Paneque. Desde entonces el PSC pasó a la oposición junto con los cuatro concejales de ERC, cuatro de la CUP, dos de Ciutadans y uno del PP.

Todo indica que la fragmentación continuará después de las elecciones locales del 26-M. Si extrapolamos las tendencias de la reciente contienda electoral del 28-A, es posible hacer algunas proyecciones. La primera es que tanto el PP como En Comú Podem difícilmente entrarán en el consistorio (ahora de 27 concejales debido a que la ciudad ha pasado a tener más de 100.000 habitantes). La segunda proyección es que que hay tres formaciones que lucharán codo a codo para hacerse con el primer lugar. Y las tres, sensibilidades diversas dentro de la familia independentista. Una es Junts per Catalunya, que tiene como cabeza de lista a la actual alcaldesa, aunque es difícil que revalide los 10 concejales actuales debido a la subida generalizada de ERC y el empuje de la plataforma Guanyem Girona. La otra formación es ERC, liderada por el exsenador Quim Ayats, que fácilmente superará los cuatro concejales que tiene, aunque le será difícil repetir los excelentes resultados de las elecciones generales. Y la tercera es Guanyem Girona, plataforma liderada por la CUP a la que se le han sumado 'nadalistes' de Mes y una escisión de Podem, y que encabeza Lluc Salellas.

Es difícil predecir cómo se puede resolver esta competición a tres. Hay quien pronostica un triple empate a siete, pero otros señalan que lo más problable es que JxC quede en primer lugar (con unos 10-8 concejales) y Guanyem y ERC muy igualados, con unos 7-5. Por otro lado es probable que si la participación es alta en los barrios de la periferia, el PSC pueda pasar de 4 a 5 concejales, mientras que todo indica que Cs mantendrá los dos que tiene ahora. Con este panorama, las combinaciones poselectorales pueden ser muy variadas y el PSC sería clave: desde la reedición del pacto entre JxC y PSC; a un gobierno de coalición de JxC y ERC (como el que hay en la Generalitat); pasando por una coalición de izquierdas con ERC y Guanyem a la que se podría sumar el PSC.

Pero más allá de especular sobre futuros gobiernos, es necesario advertir que el comportamiento electoral en la ciudad está profundamente segmentado, y que la participación es muy desigual según los barrios: el diferencial de abstención entre los barrios con rentas altas y las periferias desfavorecidas es de más de 30 puntos. Siento decir que Girona no es la ciudad-escaparate que a menudo se vende, sino un municipio con barrios gentrificados por la especulación y la burbuja de los pisos turísticos, y con barrios que han experimentado una fuerte degradación fruto de la desinversión (y desinterés del gobierno local), la inseguredad y la segregación. Ojalá la campaña electoral no sirva solo para que los candidatos pidan el voto, sino también para escuchar y ver eso que a menudo se ignora y silencia de la ciudad. 

*Profesor de Ciencia Política de la UdG