Ladilla rusa

Me he convertido en fan de este dúo de periodistas barceloneses cuya propuesta, digamos, musical es lo más majareta que uno haya oído en mucho tiempo

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Ramón de España

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Por motivos que no vienen al caso, pasé todo el fin de semana escuchando las canciones de Ladilla Rusa. Al principio, lo reconozco, contra mi voluntad, pero poco a poco fui cayendo en sus redes y el domingo volví a Barcelona convertido en fan de este dúo de periodistas barceloneses (concretamente de Montcada i Reixac) cuya propuesta, digamos, musical es lo más deliciosamente majareta que uno haya oído en mucho tiempo (a años luz de gente tan meritoria como Ojete Calor o Putochinomaricón). Eclécticos a más no poder –o carentes del más mínimo criterio, qué más da-, Ladilla Rusa tocan todos los palos posibles a costa de unos sintetizadores chirriantes que ya debían ser viejos cuando Robert Moog empezó a tomarse en serio el asunto.

Su estilo es una mezcla tal que lo han bautizado como 'Electrocosa' (o, para el público internacional, 'Electrothing'. Los componentes de Ladilla Rusa, Víctor Fernández y Tania Lozano, almacenan influencias a cascoporro, de las cuales yo he detectado las siguientes, todas formidables: Alaska y los Pegamoides, Camela, El Fary, Philip Glass, los primeros Depeche Mode, Los Chichos, Manolo Escobar, el gran Pino D'Angio, Pepe da Rosa, La Charanga del Tío Honorio, Giorgio Moroder y el Lauren Postigo que compuso todos los hits de Fernando Esteso. La perfecta asimilación de estos personajes seminales ha llevado a unos temas que cada uno va por donde Dios le da a entender, creando un mosaico deliberadamente subnormal que resulta fascinante: flamenco, rumba, disco, tecno y hasta una mezcla de jota y muñeira que quita el sentido.

Temas dignos de aplauso

Los temas elegidos para las letras son también dignos de aplauso: McCaulay Culkin (al que dedican una rumbita), el Coche Fantástico (con la voz de Joan Colomo como Kitt, en modo Santiago Segura), la mutación corporal a través de las lorzas ('El cuerpo cambiome'), la reivindicación del no es no en homenaje al movimiento Me Too, el recurso al latín para librarse de un baboso ('Copa, copae') y otros que ya no recuerdo porque en mi cerebro confuso se mezclan todas las canciones del álbum 'El estado del malestar'.

Espero que lo de Joan Colomo tenga continuidad, pues hay un montón de gente nacida para colaborar con Ladilla Rusa. A bote pronto, se me ocurren algunos nombres. Georgie Dann, Paco Clavel, Fabio McNamara –para empezar- y Pitbull, Maluma y Madonna cuando Ladilla Rusa sean famosos en todo el mundo. Algo que no debería tardar en suceder.