análisis

Una Triumph TRG Trophy para Ernesto McQueen

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Iosu de la Torre

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Hasta esta tarde de sábado en que Ernesto Valverde ha salido a dar la cara tras la hecatombe desatada en el Barça por la catástrofica derrota de Anfield, un culé cinéfilo y leído podía buscarle una metáfora existencial en 'Solo ante el peligro' de Fred Zinnemann, o en 'Partida de ajedrez' de Stefan Zweig. El entrenador embutido en un traje vaquero como el del sheriff Will Kane (Gary Cooper) o de enigmático B., el pasajero de la última novela del alemán antes de quitarse la vida. Valverde, mirando de frente y con tono diáctico, mostró fortaleza mental, tiró de videoteca y confesó que durante estos días de tormenta se ha sentido como Steve McQueen en 'La gran evasión', atrapado en "una celda de castigo" en un campo de concentración nazi de la que entra y sale para facilitar el plan de fuga de sus aliados.

A partir de ahora será inevitable visualizar al entrenador llegando a la ciudad deportiva a lomos de una Triumph TRG Trophy, sin casco y con cazadora de piloto de la Wehrmacht, como la que utilizaba McQueen en aquella memorable escapada frustrada hasta la frontera suiza. Desestresándose en un zulo con un guante y una pelota de béisbol. El 'Papillón' azulgrana. A ver cuánto nos dura.

El argumento más contudente del entrenador del Barça es esta Liga 2018-2019 conquistada con autoridad mayúscula. El título más difícil se quedó sin rúa callejera a la espera de la Champions que ya no será. Si la afición recobra la estabilidad emocional quizá podrá saciarse cuando llegue el doblete.

El fútbol que ya no es deporte sino espectáculo (otra buena reflexión de Valverde) ha alcanzado unos niveles de exigencia tales que nadie está seguro en su puesto. Hoy resulta que ganar la Liga es una maldición y no la confirmación de un proyecto. Valverde no está solo (ante el peligro). Sus colegas Massimiliano Allegri (Juventus), Thomas Tuchel (Paris Saint Germain) y Nico Kovac (Bayern de Múnich) también está siendo zarandeados en estos días en que solo parece salvarse del meneo Jürgen Klopp y Mauricio Pochettino. 

Los ideólogos del Liverpool y del Tottenham pelearán por la corona en el Wanda Metropolitano y, curiosamente, no han ganado el título liguero en los cuatro años desde que les contrataron. Se impone la dictadura de la Champions como preámbulo de lo que se intuye será la superliga europea. 

 En la celda de Valverde, Allegri, Kovac Tuchel, extraordinarios entrenadores que saben la importancia de conquistarla, también cabe Zidane. El francés siempre recuerda lo mucho que vale una Liga. Él, que ganó tres Champions en dos años y medio.

Postdata: los protagonistas de 'La gran evasión' acababan muriendo.