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El frankfurt de Ikea tiene los días contados

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Eduardo López Alonso

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El frankfurt de Ikea tiene los días contados. Se acabó aquello de finalizar la jornada de compras impulsivas, o no tanto, con un ágape tan modesto como placentero y abierto enemigo del régimen. Es lo que se prevé al comprobar que la nueva tienda de París, nuevo modelo comercial adaptado al cliente ecológico, ya prescinde del popular bocado. Y es que el frankfurt cárnico de Ikea, ahora hay otro sucedáneo vegetal, es el emblema de aquello que gusta pero que está condenado a cambiar ante el auge consumidor defensor del producto bio. 

Visto como está el sector de la distribución, el bocata de 50 céntimos parece más que condenado, aunque las pastitas de canela, el embriagante aquavit, las albóndigas y las salsas con eneldo no es que sean suplemento alimenticio de culto precisamente y allí seguirán fieles al modelo sueco. Al menos en la nueva tienda de Ikea en el centro de París el frankfurt ha desaparecido. 

La nueva tienda de La Madeleine, al lado justo de una salida de metro, se suma a la tendencia de que las grandes superficies se implanten allí donde está Vicente, ese anónimo sujeto sinónimo imperfecto que tiene ganas de multitudes y sobre todo de negocio. Están empeñados todos en hacer la competencia a El Corte Inglés precisamente en los momentos en los que el gigante parecía dubitativo ante el comercio mundial 'on line' de Inditex y la llegada de competidores junto a su puerta (los bolseros no, me refiero a Mediamarkt, Leroy Merlin, Sephora, Fnac...). El caso es que un hotel en el desierto no es negocio y 20 bien pegados son una próspera zona hotelera. Todo el mundo queda en El Corte Inglés, se presentan libros, hay gastronomía y productos de lujo de los que miran los locales y solo compran extranjeros y adinerados.  Y en el centro del bullicio urbano es donde se prevén las batallas comerciales de los próximos tiempos.

Ikea ha recurrido a todo para rediseñar sus tiendas a gusto del cliente local en Francia. Aseguran que de la mano de la neurociencia y del 'brain pleasing' las ventas crecen como por arte de magia. El profesor de Esade, Lluís Martínez-Ribes, insta a que el márketing busque caminos emocionales para conquistar clientes. Todos a favor si la excursión a comprar no es baldía, que eso frustra mucho. En El Corte Inglés ven el asunto desde la barrera con interés, aunque perplejos de que los demás quieran ser algo parecido a lo que ellos siempre fueron. Últimamente hay que reconocer que competidores no les faltan pero sus clientes fieles envejecen a un ritmo más rápido de lo deseado.

El objetivo ahora es estar en el centro para complacer a los más ciudadanos, muchos de ellos de paso, otros cada vez mayores, y la mayoría sin coche. Me pregunto que pasará en el extrarradio y si se despoblará de maxicomercios como los pueblos de sucursales bancarias. Me pregunto si se empezarán a vender allí, junto a un híper vulgaris esos insalubres y deliciosos frankfurts a 50 céntimos o si hay pequeños placeres asequibles que con el tiempo simplemente desaparecen. Lo que estoy convencido es que los proyectos de gran superficie de Ikea en Girona y Tarragona están en el aire y en proceso de revisión. En cualquier caso iban a nacer sin frankfurt a la salida. 

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