LA CLAVE
Las lecciones del Liverpool
Los 'reds' fueron mejores que el Barça incluso cuando el marcador decía lo contrario
Joan Cañete Bayle
Subdirector de EL PERIÓDICO.
Periodista y escritor. Transición digital y audiencias. Entre otros trabajos, ha sido corresponsal en Jerusalén y Washington DC. Autor de las novelas 'Expediente Bagdad' (junto a Eugenio García Gascón) y 'Parte de la Felicidad que Traes', y del ensayo sobre el conflicto palestino-israelí 'Muros, bosques, tumbas: Un periodista en Jerusalén'
JOAN CAÑETE BAYLE
La vida es como el fútbol: así. La derrota del Barça en Liverpool deja varias lecciones más allá de lo futbolístico, destiladas en miles de conversaciones, artículos, posts y tertulias post-partido que tienen un denominador común: quien más quien menos sabía, sospechaba o temía que un hundimiento similar podía suceder, o le parecía verosímil, o al menos ayer no se mostraba sorprendido; que se veía venir, vamos, a pesar de que no recuerdo que nadie diera el paso y jugara el papel de aguafiestas agorero durante los fastos de celebración de la maravillosa parábola de Messi hace apenas una semana.
La vida y el fútbol son así, decía, y por eso del 4-0 se pueden extraer lecciones de vida con las que aleccionar (consolar es imposible) a los miles de críos que el martes vivieron el disgusto de su vida, tal vez la final de Sevilla de su generación. Por ejemplo, que cuando se pierde un año 4-0 (París) y 3-0 (Turín), y a la temporada siguiente 4-1 (Roma) y no se cambia nada en lo substancial, no debería ser tan extraño caer 4-0 en Liverpool, difícilmente si sigues haciendo lo mismo lograrás un resultado diferente. O que dejar de ser tú mismo para convertirte en otro no te garantiza la victoria y, si pierdes, es como si perdieras dos veces. O que tener al mejor en tu equipo no te garantiza ganar siempre. Y al contrario: si faltan los mejores en tu equipo no significa que no puedas vencer.
No sé si el Liverpool le dio una lección futbolística al Barça (ese análisis lo dejo a los que sabían a ciencia cierta que un derrumbe así iba a suceder), pero no tengo dudas de que le dio una lección de vida, de ganas e ilusión, eso que los cronistas deportivos llaman hambre. Cada rebote, cada pelota dividida, casi todos los duelos individuales cayeron del lado red, en la ida y en la vuelta. Si hubiera sido al revés, si el Barça hubiera perdido en la ida 3-0 y hubiera jugado la vuelta sin Messi ni Suárez, ¿el Camp Nou y el equipo hubieran empujado como lo hicieron Anfield y el Liverpool? Lo dudo.
La vida es como el fútbol, así. En tiempos cínicos, de derechos más que de deberes, palabras como ganas, ilusión, esfuerzo, sacrificio y equipo suenan a viejunas, como las canciones de los otros cuatro fabulosos de Liverpool en la era regatón. Pero ese es el motivo por el que el Liverpool ganó al Barça incluso cuando el marcador decía lo contrario. En ese sentido, como escribió Ramón Vendrell en este diario, tres hurras por el Liverpool.
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