LA DEBACLE DEL BARÇA

Tres hurras por el Liverpool

Los 'reds' fueron fieles a un ideario ancestral y se creyeron una liturgia poderosísima.

El Liverpool se ha adlantado en el marcador y sueña con la remontada

El Liverpool se ha adlantado en el marcador y sueña con la remontada / periodico

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

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En el día más triste de la historia del Barça, y fue el día sin duda más triste de la historia del Barça porque no solo nos pasaron por encima sino que además liquidaron una era; en el día más triste de la historia del Barça solo queda decir una cosa: ¡Tres hurras por el Liverpool!

El Liverpool es el equipo favorito de una ciudad que en 1978 tenía una tasa de paro del 11,4 %, índice que tocó techo en 1986 con el 21,1%. En España nos podemos reír con algo parecido a los rebuznos de Polilla en ‘Pinocho’ de estos porcentajes, los superamos de calle sin necesidad de crisis apocalípticas, pero eran más o menos el doble que la media del Reino Unido, un Estado serio.

El gran astillero

Bien, el Liverpool, club estandarte de una ciudad que había sido el gran puerto y el gran astillero del imperio británico y que entonces estaba siendo desguazada cual transatlántico inútil, ganó las Copas de Europa de 1977, 1978, 1981 y 1984. El Liverpool era Liverpool, su salvación, lo único que había, hasta extremos que los mediterráneos barcelonistas no podemos comprender.

Cuatro Copas de Europa o Champions. Excepción hecha de la última, conseguidas para mayor gloria del club con un fútbol socialista heredero de la filosofía de Bill Shankly (todos para uno y uno para todos, básicamente). Era ese fútbol una versión conjurada de la fabulosa Holanda del 74 y el 78. Versión conjurada: mucho menos talento, mucha más intensidad. Veríamos con Guardiola al frente del Barça la materialización más excelsa de esa idea ‘working class’ del fútbol que ha habido nunca.

La historia prevaleció en un match que dejó al Barça para el arrastre. Un Liverpool kamikaze fue fiel a un ideario ancestral y se creyó una liturgia (this is Anfield) poderosísima. Y el fútbol, que es justo menos cuando está el Real Madrid de por medio, le dio lo que le había escatimado en su espléndido partido de ida. El karma hizo justicia.

Solo queda decir: ¡Tres hurras por el Liverpool!