Dos miradas

Diversidad

Nos hemos vuelto a contar, y el 58% de los catalanes no han votado partidos independentistas

Sobre electoral depositado en una urna.

Sobre electoral depositado en una urna. / AYUNTAMIENTO DE RUBÍ

Emma Riverola

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De nuevo, nos hemos contado. En Catalunya, el voto independentista resultante de la suma de ERC, JxCat y Front Republicà ha sido avalado por 1.626.001 ciudadanos. Las formaciones contrarias a la secesión han sumado en su conjunto 2.398.867 votos, un 58,1%.

ERC ha advertido a Pedro Sánchez que no debería gobernar sin tener en cuenta su excelente resultado. Tiene razón. Con sus 15 escaños en el Congreso, los republicanos han teñido de amarillo Catalunya. La crisis territorial es uno de los principales retos de España.

Pero, del mismo modo que Sánchez deberá gobernar teniendo muy presente esa Catalunya amarilla, los independentistas también deberían gobernar atendiendo a los resultados. Es decir, aceptando que no representan a la mayoría de la población catalana. Llevamos años sin que esta realidad sea atendida por los diferentes planos de poder del independentismo. La comunicación, la cultura y la obra (o no obra) del Gobierno catalán es amarilla. El rechazo ideológico a esta pluralidad lo impregna todo y desencadena una perpetua escalada de desprecio mutuo, de provocaciones que se retroalimentan. Hay una acérrima voluntad de mostrar una Catalunya monocolor. No es inocente. Creando falsas sensaciones de mayoría uniforme, se consolidan mayorías y uniformidades. Es una lógica de control que no deja de ser una perversión democrática. Reconocernos diversos sería el primer paso para exigir ser reconocidos en nuestra diversidad.