IDEAS

"Siga ese coche siena oscuro", y otras columnas de opinión

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Lucía Lijtmaer

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Decía un personaje de una novela de Nora Ephron que otro personaje le robaba su vida para transformarla en columnas de opinión. Se trata de Arthur Siegel, y en el libro 'Se acabó el pastel' narra su imposibilidad de distinguir colores sofisticados para decorar una casa, porque de pequeño tuvo solamente la caja pequeña de lápices. "Si hubiese tenido la caja grande ahora conocería el gris amarronado y el cereza y el crudo. Y en cambio todo lo que conozco es el siena oscuro. ¿Y para qué me ha servido? Ni una sola vez oí describir algo como siena oscuro. Ni una sola vez oí a nadie decir: siga ese coche color siena oscuro". Acto seguido, su amigo Mark Feldman, periodista y columnista, le dice que ese es un buen material para su columna. Y se lo roba.

Se quema Notre Dame y arde la civilización en ríos de tinta opinativa. Y así transcurren los días

Los columnistas son seres desesperados. A veces la necesidad de tratar la actualidad los convierte en rapiñas del acontecimiento en busca de la metáfora contemporánea que resuma los tiempos que corren. Se quema Notre Dame y arde la civilización en ríos de tinta. Se salva la cruz de Notre Dame y se obra el milagro columnístico. Se salvan los nidos de las abejas de Notre Dame y la imagen sobre la naturaleza sobreviviendo el desastre es demasiado buena para no utilizarla. Y se usa sin parar. Y así transcurren los días, entre material reciclable y ruido mediático.

Esta semana se prevé portentosa en cuanto a columnismo opinativo, al fin y al cabo tenemos dos debates por el precio de un candidato. Seguro nos deparará grandes momentos, consignas y, cómo no, lenguaje profuso en metáforas. Es por eso que hoy robo yo también una cita de una carta del compositor y músico John Cage, autor de la famosa pieza completamente silenciosa “4' 33'', a su pareja, el coreógrafo y bailarín Merce Cunningham, apremiando su regreso: “Perdona la intrusión, pero: ¿qué día de septiembre es que volvías? Me gustaría medir mi aliento en relación al aire entre los dos”. El resto, por supuesto, es ruido.