IDEAS

Qué pasa con los clásicos

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Desirée de Fez

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¿Y si olvidan el pasado? En estas columnas siempre me he mostrado a favor de las plataformas de 'streaming', optimista con el presente y el futuro del cine, preocupada por los cambios de hábito del espectador y contraria a las posturas conservadoras sobre cómo hacer, ver y programar cine. Como todos, dudo: ¿Disminuirá la calidad de los originales de algunas plataformas ante su obsesión por acumular títulos? ¿Se cumplirá la fantasía de que algunos de mis directores favoritos puedan rodar en este contexto las películas que no pudieron levantar 'a la antigua'? ¿Desaparecerá lo que más me interesa, esa franja que queda entre las películas reclamo (de directores consagrados) y los productos mediocres para hacer fondo? ¿Arrasarán con todo 'las guerras del streaming'? 

A día de hoy no está la cosa para tirar cohetes, es obvio que a algunas plataformas el pasado les preocupa poco

A veces mi optimismo se quiebra, pero de golpe sucede algo que lo repara: esta semana, que apareciera en Netflix 'La cura del bienestar' (2016). Sin embargo, pese a afrontar los cambios en positivo, hay algo que me preocupa. Es el escaso o casi nulo catálogo de clásicos en algunas plataformas. Qué digo clásicos: encontrar películas, sin exagerar, de antes de los 90 está complicado. Hay excepciones como Filmin. El lanzamiento inminente de otras plataformas (como las de Warner y Disney) podría cambiar las cosas. Y ojalá esa fantasía llamada The Criterion Channel llegara aquí algún día. Pero a día de hoy no está la cosa para tirar cohetes, y es obvio que a algunas plataformas el pasado les preocupa poco.

A mí me preocupa. Y me preocupa pese a jugar con ventaja porque, por edad, sigo apegada a lo material y busco en soporte físico las películas que no encuentro en línea. Me preocupan varias cosas. Una, que el 'streaming' frene las ediciones físicas y sea imposible localizar algunos clásicos (o que se pierdan en el limbo). Otra, que, acostumbrados al fácil acceso a las películas, nos rindamos pronto al buscar algo y no encontrarlo. Y, la más importante, que se niegue a una generación de espectadores para la que el Blu-ray es prehistoria la posibilidad de acceder a un pasado cinematográfico (muchas veces) imprescindible para entender el presente.