Jugar de memoria

La parábola de Messi se estudiará en tercero de Física y cuarto de Arquitectura

Messi y Vidal se abrazan tras uno de los goles del argentino.

Messi y Vidal se abrazan tras uno de los goles del argentino. / periodico

Jordi Puntí

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Esperamos con un amigo a que se haga la hora de partido y comentamos que, bueno, pues nos ha tocado el Manchester United en la Champions. Del póquer de equipos ingleses que había en el sorteo, es quizá el rival más asequible, aunque de entrada cuentan a su favor con el entusiasmo de la novedad -tras la travesía del desierto mourinhano- y el misterio que significa haberles visto tan poco a las órdenes de Solskjaer. El enfrentamiento es ya un clásico europeo, cargado de historia, en el que pesarán precisamente las dos finales que el Barça les ganó en el 2009 y el 2011, pero también ese 4-0 del Barça de Cruyff en 1994, con goles y exhibiciones de Stoichkov Romário.

Mientras revivimos esos partidos, pensamos en una expresión cada vez más en desuso. "Es que juegan de memoria", decíamos para ensalzar el juego de toque y posición. A veces parecía que los jugadores ni se miraran, que pasaban el balón sabiendo que su compañero estaría allí, esperándolo, y de repente el futbol tenía una continuidad armónica, como esas lianas que aparecían de la nada para que Tarzán avanzara por la jungla.

El Barça de Guardiola buscaba esos automatismos para jugar de memoria, que el público del Camp Nou tanto agradece, pero el fútbol actual, tan agresivo, los ha convertido cada vez más en una rareza. Vemos a Messi y Alba. Busquets, Rakitic y Arthur. Suárez y Messi. Todos ellos nos ofrecen de vez en cuando combinaciones de memoria, que nos activan el recuerdo.

Artura 'Roomba' Vidal

Nos decimos que es también, una cuestión de paciencia, y entonces empieza el partido en el campo del Betis. Como si quisiera acusarnos de viejos románticos, Valverde dispone una alineación con solo dos delanteros. Se espera un partido extraño y enseguida vemos que hoy, como en la ida, podría ser el mundo al revés. El Betis busca la posesión y el Barça prefiere defenderse con un gran juego de posición.

El emblema de este nuevo estilo reactivo, esperemos que puntual, es Arturo Vidal. Esta noche Vidal es el jugador 'Roomba': va arriba y abajo por todo el campo y lo barre todo. No deja rincón sin visitar, y a menudo el balón se queda enmarañado en sus pies-escobillas. Junto a él, como un 'ensemble' de free-jazz, el equipo parece estar improvisando soluciones, y por una vez no nos parece mal porque Messi se saca una de esas faltas maravillosas y es gol. Ahí sí que parece chutar de memoria, y de pronto tenemos la certeza que hoy será una de esas noches, como casi siempre en Sevilla.

Tras el gol, 'Roomba' Vidal sigue limpiando por todo el campo y los jugadores del Betis se pierde en el concepto posesión como si se lo hubiera enseñado Derrida, y no Setién. Los aficionados se lo recriminan, les falta paciencia, y el Barça empieza a disfrutar de su fútbol travestido. Suárez marca un gol que podría firmar Messi, y para no ser menos Messi sella su 'hat trick' del día con un gol cuya parábola en vaselina se estudiará en tercer curso de Física y cuarto de Arquitectura. Los béticos, generosos, se suman a la fiesta y le agradecen el regalo a Messi. Y en Manchester, United o City, ya están temblando, y saben que no es por el frío ni la lluvia.

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