ANÁLISIS
'Brexit' y Monty Python
La negociación de la salida del Reino Unido de la UE parece una comedia de enredo si no fuera por que no tiene ninguna gracia
Pere Vilanova
Catedrático emérito (UB).
Pere Vilanova
Parece una comedia de enredo si no fuera por que no tiene ninguna gracia: es larga, es aburrida y los actores son pésimos. Sobre todo, es un enredo totalmente británico. Si de algo ha pecado la tan criticada UE es de ser demasiado paciente. En la última etapa de este folletín, los próximos días prometen: el Parlamento británico votará este martes sobre el acuerdo de retirada; el miércoles, sobre un 'brexit' sin acuerdo; y el jueves, sobre retrasar la salida del 'brexit'. Y el viernes, a descansar.
El problema es, sin duda ninguna, la total irresponsabilidad del Parlamento británico (en su totalidad, sin excepciones), y la señora May, quien aparte de su ambición de seguir en el cargo medio día más, no tiene nada nuevo que ofrecer a Bruselas, ni quedarse, ni irse, ni santiguarse. No está mal en el país que históricamente inventó el régimen parlamentario hace ya varios siglos. Las soluciones, en teoría, son obvias: convocar un segundo referéndum (con fecha y garantías) o disolver el Parlamento y dar electoralmente la palabra a los electores. Pues ni una cosa ni otra.
Paralizar a la UE
¿Quiénes se frotan las manos en esta comedia de las vanidades? Los ultras euroescépticos británicos, con Nick Farage a la cabeza, que admitió al día siguiente del referéndum que en realidad él no tenía ni idea de qué hacer a continuación; Steve Bannon, en su papel del Darth Vader de la política mundial, y cuya misión confesa es escorar la UE hacia la extrema derecha; y varios gobiernos europeos que quieren una UE 'zombie', de la cual seguir sacando dinero (a pagar entre todos), a cambio de paralizarla como ente político sin credibilidad ninguna a nivel internacional.
¿Quieren los lectores otro quebradero de cabeza? La pregunta es bien sencilla: ¿pueden los votantes del Reino Unido hoy en día votar en las elecciones europeas? Formalmente, desde luego. Pero si vamos a un 'brexit malo', duro, etcétera, si el Reino Unido queda fuera de la UE, ¿sus eurodiputados elegidos pierden su condición de tales? ¿Podrán votar en el hemiciclo? ¿Ser acreditados? ¿Y desde luego cobrar un dineral? Se admiten apuestas, pero en mi modesta opinión nadie tiene ni idea, no está prevista esa modalidad de pérdida de la condición de eurodiputado ni esa modalidad de seguirlo siéndolo si tu país ya no forma parte de la UE.
Los ganadores
Cuando Cameron, el culpable inicial de todo, lanzó el envite, sabía que una de las virtudes del parlamentarismo británico es que si como primer ministro haces alguna tontería de gran calibre, el día que te vas a casa quedas limpio de toda responsabilidad. Has montado un pollo a escala de 500 millones de personas ¿y ya está? Pues eso parece. ¿Quién gana? Desde luego Trump, Bannon, Farage, y algunos más.
Quizá deberíamos abordar una reforma del Tratado (de 10 a 15 años de tramitación) para poder echar a esos que quieren irse, pero quedarse en el rellano de la escalera manteniendo la llave del piso.
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