Llamada al ciudadano

Francia y el gran debate nacional

El presidente Macron ha iniciado un camino novedoso y arriesgado pero que puede servir para fortalecer la democracia y suscitar el ejemplo en otros países

El proceso de debate nacional de Macron en Francia.

El proceso de debate nacional de Macron en Francia. / periodico

José Maria Álvarez de Lara Morel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A raíz de las multitudinarias y persistentes manifestaciones de los llamados 'chalecos amarillos', el Gobierno francés, a iniciativa del presidente Macron, ha iniciado el llamado gran debate nacional, dirigido a los franceses residentes en Francia y el extranjero. Estos últimos son casi dos millones y en nuestro país cerca de 90.000 inscritos en los registros de los consulados.

Este gran debate nacional gira alrededor de cuatro grandes temas: fiscalidad y gasto público, organización de los servicios públicos, transición ecológica y democracia y ciudadanía.

Un nuevo pacto económico y social

El método para conseguir la opinión de los franceses sobre estos temas consiste, primero, en mantener unas reuniones del propio presidente Macron con centenares de alcaldes que presentan y defienden sus propuestas; segundo, en organizar reuniones por todo el territorio, bien por los propios alcaldes bien de forma voluntaria por los propios ciudadanos, y en el extranjero, utilizando los organismos presentes en cada país como diputados, consulados, instituciones culturales y empresariales y asociaciones. Y  tercero, a través de cuestionarios en línea disponibles en el sitio web https://granddebat.fr/

Los medios desplegados para obtener la opinión de los franceses en este gran debate nacional son de una amplitud nunca vista en este país y moviliza medios humanos y técnicos considerables. En el calendario previsto, las consultas deben acabarse a mediados de marzo y llevar a partir del mes de abril a unos análisis cuantitativos y cualitativos que deben conducir a un nuevo pacto económico y social.

A fecha de hoy se han celebrado reuniones maratonianas entre el presidente Macron y los alcaldes de diferentes regiones del país. Este mismo presidente, en mangas de camisa, ha potenciado su imagen de proximidad y de atención a sus interlocutores.

Esta operación sin precedente, que tiene mucho de democracia directa, pero sin carácter explícitamente vinculante, conlleva ciertos riesgos y desafíos. El primero es el nivel de participación para que las propuestas sean representativas de la opinión de los ciudadanos. A la diferencia de los conocidos sondeos no hay una selección de muestra y la validación de las respuestas será un elemento clave para la credibilidad de la consulta. A modo de respuestas, algunos 'chalecos amarillos' han distribuido su propio cuestionario.

Fortalecer la democracia

El segundo es la complejidad de la explotación de las respuestas y se espera la demostración de la capacidad tecnológica de las empresas y organismos franceses. Se trata de analizar centenares de miles de cuestionarios y de propuestas presentadas en las diferentes reuniones locales organizadas. Tercero, y quizá el más significativo, es saber qué uso se hará con todas estas propuestas.

A mitad del mandato del presidente Macron y de su Gobierno con un programa aprobado por la elección en sufragio universal es poco probable que este programa sea sustituido por las conclusiones del debate nacional, pero tendrán que tenerse en cuenta para algunas medidas u orientaciones so pena de socavar la credibilidad de los dirigentes de este país vecino. La oposición tan progresista como conservadora no ha faltado remarcar esta paradoja. Por ejemplo, en el tema de la fiscalidad si la supresión del famoso impuesto sobre las fortunas es solicitada en el gran debate para restablecerse, ¿qué hará el gobierno que ha propiciado su supresión como parte de su programa electoral? Por otra parte, en el tema de la organización del territorio, si los ciudadanos proponen la supresión de un eslabón como departamento en aras de favorecer la descentralización y da más poder de decisión a las regiones, ¿será capaz el gobierno en un país tan centralizado como Francia adoptar un modelo como Alemania o España?

Con este gran debate nacional el presidente Macron ha iniciado un camino novedoso y arriesgado pero que puede servir para fortalecer la democracia y suscitar el ejemplo en otros países. Francia inició la famosa Revolución que marcó un cambio en el mundo, ¿será el gran debate nacional otro cambio? Tendremos que estar atentos a los acontecimientos en los próximos meses.