El interés nuclear de Trump

Al inquilino de la Casa Blanca le importa el dinero y tiene unos cuantos amigos, incluido su yerno, que llevan algún tiempo diciéndole que en Arabia Saudí hay mucho

Trump y el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, en la Casa Blanca, este martes.

Trump y el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, en la Casa Blanca, este martes. / periodico

Rafael Vilasanjuan

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Si Arabia Saudí tiene las reservas de petróleo mas grandes del planeta y si tiene también las principales bolsas de gas, ¿para qué quiere plantas nucleares? ¿De verdad alguien puede creer que mientras medio mundo empieza a eliminar sus instalaciones nucleares o a ponerles un horizonte inmediato para desmantelarlas, los saudís han descubierto ahora en esta tecnología el futuro para obtener electricidad? La noticia de que, con el apoyo de Donald Trump, compañías norteamericanas llevan tiempo negociando la venta de tecnología nuclear por valor de miles de millones, puede hacer saltar todos los acuerdos internacionales de no proliferación y generar una nueva escalada insoportable.

La tecnología nuclear es de las denominadas de doble uso, es decir puede generar energía, pero también puede desarrollar armas de destrucción masiva capaces de arrasar un pedazo del planeta con solo lanzar un misil. A pesar de que es una energía muy cuestionada por unos residuos que no se eliminan en miles de millones de años, Arabia Saudí tiene el mismo derecho que otros países a montar plantas de producción de energía nuclear para refrigerarse, calentarse o para tener mas luz. La sospecha, no obstante, es que el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán la quiera para algo mas. Sabemos que Arabia Saudí no es un país ejemplar de puertas para adentro en el respeto a las libertades y los derechos, pero desde que Bin Salmán llegó al poder, en su carrera contra Irán por el control de Oriente Próximo, sus prácticas se han trasladado más allá de sus fronteras, bombardeando y masacrando a civiles en Yemen o descuartizando a un periodista en la sede de un consulado, con total impunidad. El Estado saudí genera dudas sobre su trasparencia y responsabilidad, pero el principal sospechoso es el propio príncipe, un personaje turbio que ostenta todo el poder rodeado de espías criminales capaces de actuar en su nombre.

De camino a la cumbre en Vietnam con el presidente de Corea del Norte al que le va a pedir, esta misma semana, que frene su programa nuclear, Trump hará escala para intentar lo contrario con Arabia Saudí. ¿Acaso da más garantías? En la batalla por impulsar el dominio suní en el mundo islámico, Arabia ha alimentado monstruos como Al Qaeda y más recientemente el Estado Islámico. No es muy difícil pensar que una bomba nuclear en sus manos nunca habrá estado tan cerca del terrorismo global ¿Qué interés tiene para EEUU venderle tecnología nuclear a un país así? Ninguno, más bien al contrario, pero los saudís tienen claro que es mucho mas fácil negociar con Trump de lo que fue con sus predecesores y quieren aprovechar la ocasión. Mientras aquellos hablaban de derechos humanos y defendían la seguridad y la no proliferación para no vender tecnología nuclear, a Trump le importa el dinero y tiene unos cuantos amigos, incluido su yerno, que llevan algún tiempo diciéndole que en Arabia Saudí hay mucho. Algo que ha disparado el interés nuclear de Trump para darles lo que quieren.