Análisis

¡Bienvenido, mister Hoffman!

La aportación diferencial del Mobile, respecto a cualquier otro congreso, es su estímulo para consolidarnos como ciudad global en el ámbito de las nuevas tecnologías

El consejero delegado de GSMA, John hoffman, durante la presentación del Mobile World Congress en la Fira de Barcelona

El consejero delegado de GSMA, John hoffman, durante la presentación del Mobile World Congress en la Fira de Barcelona / periodico

Jordi Alberich

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Barcelona acoge el Mobile World Congress y, pese a las recurrentes amenazas de conflictos laborales y a los anuncios de desplantes al Rey, unos y otros se esforzarán por ofrecer la mejor de las imágenes ante los responsables del Mobile. La manera con que se viene agasajando al todopoderoso John Hoffman consejero delegado del GSMA, me recuerda ese espíritu que, de manera tan extraordinaria, supo reflejar Luis García Berlanga en su película 'Bienvenido, Mister Marshall'. En estos tiempos de radicalidad y fractura, se debe reconocer al señor Hoffman una capacidad singular para alinear a unos y otros, conscientes todos de la trascendencia del evento para la ciudad.

Una semana que resulta fundamental para nuestros hoteles, restaurantes, taxis o comercios de lujo como, también, para recuperar y fortalecer la imagen de Barcelona en el mundo. Pero la aportación diferencial del Mobile, respecto a cualquier otro congreso, es su estímulo para consolidarnos como ciudad global en el ámbito de las nuevas tecnologías. Así, son muchas las iniciativas empresariales y académicas que han surgido en la última década, pero aún estamos lejos de albergar compañías o instituciones de referencia internacional. Seguramente, se necesitan otros ingredientes de los que carecemos, como la actuación concertada y estable de las administraciones, o la existencia de un verdadero poder económico local. En cualquier caso, albergar el Mobile constituye, siempre, una excelente noticia.

Para no dejarnos llevar por la peligrosa autocomplacencia que siempre acompaña a su celebración, resultaría conveniente recordar la génesis del acontecimiento, y la dinámica de la ciudad desde aquellos años. Que el Mobile recalara en Barcelona se debe a la labor del Ayuntamiento liderado por Jordi Hereu. Desde la alcaldía se supo articular la acción conjunta de todas las administraciones públicas y el sector privado. Desde dicho compromiso compartido, y con gran habilidad, se consiguió superar a otras ciudades que también aspiraban a ser sede del congreso. Posteriormente, este se ha seguido celebrando en la ciudad, y su mérito tiene haberlo mantenido, pero el gran logro viene de aquellos años previos. Mi reconocimiento, especialmente, para quienes hicieron posible que el Mobile se asentara en Barcelona pero, al mismo tiempo, mi preocupación porque, hoy, muy difícilmente lo conseguiríamos. Son ya muchos años sin capacidad de atracción o de generación de nuevos y ambiciosos proyectos colectivos.

Además, de manera acelerada, la ciudad ha transitado de una extraordinaria autocomplacencia a un notable desánimo. Tan estéril resulta una actitud como la otra. En cualquier caso, y pese a los avatares de los últimos tiempos, todos coincidiremos en que, afortunadamente, Barcelona aún conserva unos atributos magníficos para encarar el futuro, y el Mobile es uno de ellos. Aprovechémoslo, que siga con nosotros durante muchos años y, desde luego, ¡Bienvenido, Mr. Hoffman!