Machismo en la RAE

Demasiada testosterona

Solo 11 mujeres han formado parte de la Academia en sus tres siglos de historia

Fachada de la Real Academia Española

Fachada de la Real Academia Española / periodico

Care Santos

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Decía estos días Pedro Sánchez que en la oposición española hay demasiada testosterona. Es decir, demasiados hombres. Y, hay que suponer, pocas mujeres. Ay, presidente, ¡si solo fuera en la oposición!

Se cumplen 40 años del ingreso de Carmen Conde en la Real Academia de la Lengua Española. Esta poeta, narradora, ensayista y activista cultural fue la primera mujer en entrar en la institución desde su fundación en 1713. Ocupó el sillón K desde el 28 de enero de 1979 hasta su muerte en 1996. En su discurso de ingreso recordó a María MolinerGertrudis Gómez de Avellaneda o Emilia Pardo Bazán, mujeres que defendieron con uñas y dientes su pleno derecho a ocupar un sillón junto a sus colegas varones, y a quienes se les negó ese derecho con argumentos estúpidos. Juan Valera llegó a publicar anónimamente un libelo contra Pardo Bazán, titulado 'Las mujeres y las academias', solo para mofarse de sus pretensiones. Algunos de sus argumentos eran tan poco intelectuales como que no había en la Academia baños para mujeres. Pardo Bazán, cabreada y poco dada a callar, contestó poniéndose a la altura de su atacante: «Si el problema es que pasan ustedes las reuniones semanales de los jueves contando chistes verdes, le diré que yo también sé unos cuantos». En vano, claro. La testosterona atrae más testosterona.

Una vez le pregunté a Ana María Matute -segunda inquilina del sillón K- sobre este asunto. «No voy a hablar del machismo de la Academia», contestó. Tampoco habla de ello Carme Riera, quien en alguna entrevista ha negado la misoginia de la casa, dando a entender que los académicos varones son feministas porque eso es lo razonable en una casa abocada a la renovación (del lenguaje, en este caso).

Esto último es cierto. Ahora podemos escribir 'amigovio', 'cederrón', 'selfi' o 'compostar' pero la aportación de las solo 11 mujeres que han formado parte de la Academia en sus tres siglos de historia parece reducirse a la incorporación al diccionario de la palabra 'pinqui'. Creo que debemos hablar de ello. Repararlo. Incorporar académicas. Que sea directora una mujer. Antes de 300 años, si puede ser.