Mujeres raras
Ramón de España
Periodista
Ramón de España
Las protagonistas de las novelas de Ottessa Moshfeg (Boston, 1981) son tan raras como el nombre y el apellido de esta escritora norteamericana de padre iraní y madre croata, pero muy interesantes. Alfaguara acaba de publicar entre nosotros 'Mi año de descanso y relajación', como hizo hace un tiempo con 'Mi nombre era Eileen' (solo permanece inédita en España su primera y breve novela, 'McGlue', que no he leído). Ambas historias ofrecen una visión del mundo ciertamente peculiar, ni optimista ni pesimista, sino todo lo contrario, a través de unos personajes femeninos extraños, poderosos en su vulnerabilidad y dotados de una lucidez que no puede conducirles a nada bueno.
En el caso de 'Mi nombre era Eileen' se trataba de una chica de pueblo, a cargo de su padre expolicía y alcohólico en activo, que solo soñaba con huir de aquella realidad y acababa participando en un falso 'thriller' que incluía a una mujer fatal que, claro está, no era ella. La protagonista de 'Mi año de descanso y relajación' es una neoyorquina que vive en la casa que le legaron sus padres y que un buen día, harta de la vida en general y de la vida social en particular, decide tomarse un año libre para no hacer absolutamente nada más que visitar a una psiquiatra enloquecida que le receta todo tipo de pastillas contraindicadas y dormir a todas horas, esperando el improbable advenimiento de un despertar feliz. Su mejor amiga es una pringada que aspira a formar parte de la 'jet set' neoyorquina sin la menor posibilidad de lograrlo. La acción -o la inacción- transcurre poco antes del atentado contra las Torres Gemelas, que constituye un epílogo extrañamente adecuado para esta historia de tedio vital de una lucidez desoladora, pero perfectamente compatible con el retorcido sentido del humor de su autora.
Acompañar encantado durante más de doscientas páginas a una mujer que no encuentra su lugar en el mundo no es algo fácil de conseguir. Dentro de todo, lo era más empatizar con la desdichada Eileen que con la pobre niña rica de 'Mi año de descanso y relajación', a la que solo entenderán bien aquellos seres humanos familiarizados con la melancolía y la depresión. La propensión a la tristeza metafísica hermana en este caso a la escritora con sus lectores. Las personas felices, que se mantengan a una prudente distancia de Ottessa Mosfegh.
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