El Cid de Torra

40 años. Exactamente, Caudillo de España durante 14.295 días… y sus noches. Con lo que costó oír aquel trémulo “Españoles, Franco ha muerto”, para que ahora haya quien resucite su espantajo, cual cadáver de Cid Campeador atado al caballo, creyendo que así podrá ganar alguna batalla.

¿Que los médicos no tienen tiempo de visitar a los pacientes? Que no se quejen, peor sería tener que aguantar el aliento del dictador en el cogote. ¿Que las listas de espera son insoportables? Peor sería aguantar el dolor con todo el peso de Franco encima. ¿Que el presupuesto en educación solo da para zurcidos? Al menos, los alumnos no comparten pupitre con la momia. ¿Que el problema de la vivienda lastra el futuro de la mayoría? ¿Que el mercado laboral cada vez se parece más al mercado de esclavos? ¿Que el tercer sector agoniza? ¿Que se necesita invertir en infraestructuras? ¿Afrontar los retos de la desindustrialización? ¿Reforzar la competitividad tecnológica? ¡Qué debate más fatigoso, por dios! ¿Y ahondar en las oportunidades de una España plurinacional? ¿Es posible profundizar en las soberanías compartidas? ¿Cómo podría España enriquecerse de las lenguas que cobija? ¿Es el federalismo un refugio frente al populismo de la ultraderecha?  

Naderías. No perdamos el tiempo en interrogantes banales. Quim Torra sitúa como prioridad en su negociación con el Gobierno de Pedro Sánchez “desfranquizar” España. Tranquilos, ya todo se va a arreglar.