La clave

Diálogo efectivo

Sánchez y Torra tienen ante sí el reto de demostrar a fascistas e intransigentes que la negociación es posible

De izquierda a derecha, la ministra Meritxell Batet; la vicepresidenta Carmen Calvo; el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez; el 'president', Quim Torra; el vicepresidente Pere Aragonès, y la 'consellera' Elsa Artadi, el pasado 20 de diciembre, en Barcel

De izquierda a derecha, la ministra Meritxell Batet; la vicepresidenta Carmen Calvo; el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez; el 'president', Quim Torra; el vicepresidente Pere Aragonès, y la 'consellera' Elsa Artadi, el pasado 20 de diciembre, en Barcel / periodico

Albert Sáez

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Un hilo muy fino de esperanza se abre en cada encuentro oficial entre los gobiernos de España y de Catalunya. Imaginamos que es la traslación pública de los que acontece discretamente y suponemos que informalmente entre manteles o en los mismos pasillos del Congreso. Unos y otros se llenan la boca de la palabra diálogo. El reto es cómo hacerlo efectivo. La única posibilidad es encontrar una suma de pasos simultáneos que allanen el camino. Por ejemplo, renunciar definitivamente a la unilateralidad y a la aplicación torticera del artículo 155. O condicionar una a la otra. Cesar en las acciones de escarmiento como la de los alcaldes de Verges y Celrà a cambio de dejar de cuestionar el conjunto de la democracia española y hacerlo únicamente en los casos concretos en los que no funciona cómo debería, que son varios. Activar las licitaciones pendientes de los presupuestos vigentes para facilitar que se tramiten los próximos presupuestos. Aceptar desde la fiscalía la libertad condicional de los presos a cambio de evitar el apoyo desde las instituciones a los CDR cuando alteran el orden público y cuestionan la seguridad ciudadana. Reconocer que ninguna de las opciones tiene una mayoría social clara ni en un sentido ni en otro y que el método de la solución definitiva solo será válido y efectivo si se acepta desde ambos puntos de partida. Admitir que el empoderamiento de los ciudadanos impide en la actualidad las fórmulas de consenso que sirvieron en la transición pero que los acuerdos no se logran a golpe de tuit como se demostró el 26 de octubre del 2017.

Salir ordenadamente del atolladero cuando el ambiente es más proclive a los atajos que al largo recorrido no es fácil. Requiere altas dosis de liderazgo, pero al estilo del siglo XXI: transparente, horizontal, cooperativo. Pedro Sánchez y Quim Torra tienen en sus manos demostrar al fascismo y a la intransigencia que el diálogo es posible pero solo lo lograrán en la medida que sea más efectivo que efectista. De su éxito depende nuestra democracia, tenga el perímetro que tenga y la forma de gobierno que tome. No es un asunto menor que podamos dejar en manos de según quién.