Scrovegni, Navidad

Es una figura retórica que se conoce como écfrasis. Consiste en decir en palabras lo que vemos en un cuadro, en una escultura. Sustituye la emoción primera de la observación por una descripción que se acerca al original y lo rehace, lo contempla con otros ojos, los de la literatura. Antes que nada, está el impacto original; después, llega la poesía y la reflexión.

Pocas obras artísticas generan en el espectador la sacudida que produce la entrada en la capilla de los Scrovegni, en Padua. Decir espectador quizá es rebajar la experiencia (ética y estética) del visitante, que se ve inmerso en la obra del Giotto, un fresco que te mece, porque es apacible y sugerente, y que te chupa y se te traga, porque es ensordecedor en su magnitud. Es difícil definir la belleza, pero quizás nos acercaríamos si dijéramos que es lo que te desconcierta y te atrae a partir de la forma, sin saber muy bien cómo hablar de ella. Por eso la écfrasis es solo un tímido acercamiento que, de vez en cuando, no solo reproduce la emoción sino que la eleva.

Es lo que hace Narcís Comadira en su poema 'Navidad según Giotto', un paseo por "el ámbito pobre" de un portal que "es un abrigo de madera, / preciso, claro de estructura, / sencilla arquitectura / para componer un cubierto". Unos amigos estuvieron allí hace unos días y leyeron, en los Scrovegni, este poema. Con los "ojos sorprendidos" soltaron "una lágrima cálida". Todo se detuvo, en ese "momento eterno".