LA CLAVE

Frustración

La solución a la desazón social solo tiene una vía posible a corto y medio plazo que es asignar más recursos económicos por la vía de aprobar presupuestos

Protesta de los médicos en el Parlament

Protesta de los médicos en el Parlament / FERRAN NADEU

Olga Grau

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Las huelgas de los médicos de la sanidad pública y concertada son poco frecuentes. Estos profesionales se rigen por los principios éticos de servicio a los enfermos recogidos en su juramento hipocrático. Cuando los médicos salen a la calle y vemos imágenes desesperadas de profesionales enfrentándose a los Mossos d’Esquadra, es que las cosas están muy mal. La marea de las batas blancas ha venido precedida de protestas de otro colectivo que tampoco tiene por costumbre manifestarse, la policía autonómica.

Y a las protestas de estos dos grupos también se suman ahora los profesores universitarios y los investigadores. Los efectos de las crisis económicas contienen efectos retardados. Se sufren de manera muy directa en los peores momentos de una recesión por el efecto de los recortes y los ajustes, pero se manifiestan de manera virulenta cuando la economía empieza a crecer y se percibe que los beneficios no se trasladan a la gente. Esta es la frustración que amenaza con desbordar las calles en Catalunya, si no se pone solución.

Las orígenes de los males son múltiples y las responsabilidades pueden estar repartidas entre muchos actores: la administración que inició los recortes en el 2010 (Artur Mas), los presidentes del Gobierno que aplicaron la austeridad impuesta por la Unión Europea (José Luís Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy), los últimos consellers que han estado al frente de la sanidad pública (Boi Ruiz, Toni Comín, Alba Vergés), los presidentes del Govern que han destinado su esfuerzo político a una futura república de plazos inciertos en detrimento de la gestión de la autonomía actual, y todos los Ejecutivos que han ignorado sistemáticamente la infrafinanciación de Catalunya.

Pero así como las causas son múltiples, la solución a la desazón social solo tiene una vía posible a corto y medio plazo: asignar más recursos económicos. Para ello, haría falta aprobar unos presupuestos expansivos en España, que permitan a Catalunya ingresar hasta 2.200 millones de euros más en el 2019, aprobar las cuentas en Catalunya, y aumentar la inversión en educación y en sanidad. Es decir, haría falta ponerse a gobernar.