Opinión | Análisis
Periodista
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
Emilio Pérez de Rozas
Dembélé, no seas bobo
El francés, que lo tiene todo para llegar a la cima, se está echando a perder. Y no por un kilo de conguitos
Cuentan que el gran pollo, inmenso, se organizó cuando el 24 de agosto del 2005 alguien descubrió que aquel chavalito que debutó de peque, casi de enano, en un Gamper volviendo loco al mismísimo Fabio Capello ("a los 25 minutos, me acerqué a Frank [Rijkaard] y le pedí que me lo cediese"), conocido como Leo Messi, se comía casi un kilo al día de conguitos, cuya bolsa tenía escondida en su casilla.
La alarma estalló, pero nadie se enteró hasta años después. Había que intervenir porque, sí, como muy bien detectó el viejo zorro de Capello ("era puro vértigo, cogía el balón y, ante una maraña de piernas de mis jugadores, se iba vertical a puerta"), Messi era el futuro. Por eso, el bueno, el maravilloso y señorial Rijkaard le agradeció la petición a Capello pero le dijo: "No, lo siento Fabio, ese niño jugará con nosotros y ¡ya!". Y, en efecto, Messi no se fue. Empezó a cuidarse. Le prohibieron los conguitos (bueno, le dijeron que dejase de comer tantos) y empezó a prepararse para hacer historia. Y ahí sigue.
Yo tengo un amigo maravilloso, que me ha enseñado muchas cosas, llamado Luis Cuesta, que un día, hablando de maneras de recomendar o enchufar a los amigos en los lugares más adecuados, me citó una frase que siempre me ha parecido magistral: "A mí, que no me den, que me pongan donde ahí". Es decir, que no me regalen nada, ¡nada!, pero que me pongan donde puedo demostrar que valgo, que sirvo, que soy capaz de ganarme el puesto, el contrato, el salario, por mis conocimientos, entrega, profesionalidad y dedicación.
Papá añadía algo más a todo eso: "Emilio, si uno lo tiene todo, todo, capacidad, familia, entorno, trabajo, profesión, oportunidades, para ser el mejor y no lo es, un día [él creía mucho en Dios] se encontrará a alguien que le echará en cara haber sido uno más cuando pudo haber sido uno de los elegidos".
Ousmane Dembélé lo tiene todo, todo, todo, para ser el puto amo y se está echando a perder. Y no por un kilo de conguitos, no. Es un bobo. Alguien tenía que decirlo.
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