Montserrat Caballé, una artista única

Solo a las más grandes se las cita con el artículo, y Montserrat Caballé, fallecida este sábado a los 85 años, será para siempre “la” Caballé, es decir, una soprano única y singular, con una trayectoria de 60 años sobre los escenarios, múltiples grabaciones e infinidad de actuaciones en todos los géneros. Entre los múltiples elogios a su carrera y a su personalidad, destaca un unánime reconocimiento que va más allá del mundo de la ópera y que la convierte definitivamente en un mito. Caballé, que no se consideraba a ella misma como “una leyenda ni tampoco la última diva” entra sin ninguna duda en el olimpo de las grandes estrellas de la lírica, al lado de figuras tan emblemáticas como Maria Callas o Renata Tebaldi. En uno de los resúmenes más acertados de su trayectoria, Joan Matabosch, director del Teatro Real, ha destacado “la asombrosa carrera” de la cantante, “una de las más brillantes de la historia de la interpretación lírica universal”, con “una voz de gran extensión, una riquísima paleta de colores de su timbre y una técnica prodigiosa”.

Las cifras no son capaces de enmarcar la grandiosidad de su figura, con una enorme capacidad dramática, pero ayudan a hacernos una idea de su importancia, no solo en atención a la pureza de su voz y a su amplia tesitura, sino también por la extensión de su presencia escénica. Desde su debut con 'La serva padrona' en 1955 hasta su última actuación en el 2014, al lado de su hija Montserrat Martí, se extiende un periplo artístico que tiene dos momentos culminantes. La primera actuación en el Liceu, en 1962, que es el inicio de una fecunda actividad que unirá para siempre, en la mitología, los nombres de la Caballé y del coliseo barcelonés, que la homenajeó en el 2012 por sus 50 años de relación y sus más de 200 actuaciones; y el éxito que obtuvo en 1965 en el Carnegie Hall de Nueva York, el espaldarazo definitivo para su carrera internacional.

La Caballé ejerció de 'prima donna' con múltiples registros –-desde el 'bel canto' a las piezas alemanas, pasando por los 'lieds' o la canción tradicional- pero merece un punto a parte su entronización en el mundo pop y su entrada en el imaginario colectivo con el famoso duo con Freddie Mercury, en 1988, con el tema 'Barcelona'. Más de 4.000 actuaciones y más de 80 papeles operísticos, los múltiples premios y reconocimientos que recibió, su dilatada discografía, todo ello, es solo una aproximación a la transcendencia de una “mujer vital y sensible”, como ha declarado Josep Carreras, “una artista única”.