Pugna en la derecha

Volvió Aznar al Congreso y se desnudó el peor PP. El del desprecio y la soberbia, el del amo del cortijo molesto con los capataces que se han atrevido a ocupar su lugar. Siempre la misma estrategia: destilar toneladas de desdén para tratar de tapar las faltas propias. Un modo de hacer, un legado, que pasa de mano en mano. Da vergüenza oír a Casado espetar a Sánchez que su presencia en el Gobierno es "dañina y un lastre para el país". Él, el hombre que ocultaba residuos tóxicos bajo su currículo cuando el PP hablaba de regeneración.

Este PP en el que Aznar se siente tan "querido" compite con un Ciudadanos que ha puesto la directa hacia la derecha más belicosa. Mala cosa esas lides, el sentido común no suele salir ganando. Los rifirrafes entre Podemos y PSOE abortaron la posibilidad de un acuerdo de gobierno en el 2016 y nos regalaron dos años agónicos de Rajoy que acervaron la deriva independista. En Catalunya sabemos mucho de dos partidos compitiendo por un espacio. Así llegamos a una DUI que, probablemente, ninguno de los dos contendientes, ERC y PDECat, querían en realidad.

Durante un tiempo, Ciudadanos fue la esperanza de un partido de centro conservador europeo, pero la versión agreste parece imponerse. Está por ver cómo afectará el 'efecto Manuel Valls' en su discurso. Si evita que PP y Ciudadanos, en su precipitada carrera a la derecha, tengan la tentación de deslizarse por el tobogán de la ultraderecha, bienvenido sea.