Opinión | Editorial

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Burbuja del alquiler y estudiantes universitarios

Los precios por alquilar un piso empiezan a restringir las posibilidades sociales y educativas de los jóvenes universitarios no barceloneses

pisos estudiantes

pisos estudiantes / ÁLVARO MONGE

Más allá del precio de las matrículas universitarias, las más caras de España, debido a la apreciación que experimentaron en época de crisis y a la política de la Generalitat de incrementar el esfuerzo económico del estudiante en detrimento de los porcentajes de inversión pública, todos aquellos que provienen de fuera del área de Barcelona y que desean seguir los estudios de grado, posgrado o máster en la capital catalana deben afrontar un problema suplementario: la dificultad de alquilar un piso en el que establecerse durante su estancia en la universidad. El problema es doble: encontrar una vivienda en condiciones (en el marasmo de anuncios que no se reciclan adecuadamente) y hacer frente a los elevados alquileres de Barcelona, con una media por habitación de 429 euros, según los datos de las agencias inmobiliarias.

El auge de los pisos turísticos y el fin de las rentas antiguas han hecho más difícil el reto, tanto por lo que respecta a localizar una oferta digna en plena burbuja del alquiler como en lo que atañe a pagar precios desorbitados. El colectivo de los estudiantes foráneos, provenientes de otras zonas de Catalunya o de España, suele pasar desapercibido pero lo cierto es que afrontan circunstancias complicadas, a las que deben dar respuesta (si tienen suerte) con trabajos esporádicos, con ahorros o con la ayuda familiar, en una situación que restringe notablemente las posibilidades sociales y educativas de los jóvenes universitarios no barceloneses.