Solo solidaridad
17-A = 'sympátheia'
La acertada sobriedad de los actos de homenaje debería evidenciar únicamente el sentimiento compartido con las víctimas
Eulàlia Vintró
Catedrática de la Universitat de Barcelona
Eulàlia Vintró
Sería difícil, por no decir imposible, encontrar una palabra más adecuada a la actitud que todos deberían mostrar este viernes en Barcelona con motivo del primer aniversario de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils.
En efecto, el concepto 'pathos' o 'pátheia' significa 'experiencia' o 'sentimiento' y puede tener un doble sentido, negativo, sufrimiento o dolor, y positivo, satisfacción o alivio, aunque es más habitual el sentido negativo o el neutro. En composición con la preposición 'syn' indica con claridad la acción de experimentar o sentir algo en compañía o junto a otra persona, de sufrir o sentir lo mismo que ella y con ella. ¿Hay alguna definición mejor para expresar la forma en que debería comportarse toda la gente que asista a los diversos actos conmemorativos previstos?
No deja de resultar inconcebible que desde hace varios días los medios de comunicación vayan llenos de noticias y comentarios sobre el rechazo a la presencia del jefe del Estado y otras autoridades y sobre las expresiones que pueda adoptar este rechazo así como sobre el protagonismo, en forma de homenaje, que se pueda otorgar a responsables políticos o de cuerpos de seguridad por su actuación el día 17-A y siguientes. ¿A quién se le puede ocurrir que haya algún protagonista diferente de las 16 víctimas mortales y de las 137 personas heridas además de sus familiares y seres queridos y de quien se vio más o menos implicado en los dos ataques?
Obsesiones fuera de circunstancias
También podemos leer estos días entrevistas con personas afectadas y con familiares de las víctimas mortales y valoraciones sobre las consecuencias, no solo físicas, sino también psíquicas, de este tipo de atentados. Hay que ser no ya insensible o inhumano sino fanático y sectario para anteponer unos pretendidos ideales políticos a la más elemental solidaridad y comprensión hacia el dolor de los auténticos protagonistas. No reproduciré, para no hacer propaganda, ninguna de las insólitas manifestaciones de quienes han promovido tales acciones o han aprovechado la ocasión no para solidarizarse con quien lo merece, sino para reiterar sus obsesiones fuera de lugar en estas circunstancias.
Si hace un año los gritos contra algunos representantes institucionales ya generaron una enorme repulsa y una inmensa reprobación en todas partes, no se debe esperar que este año las reacciones negativas disminuyan. Todo lo contrario, ya que no serían tan improvisadas. Quizá por eso, varios responsables de entidades sociales y los candidatos a un homenaje fuera de lugar han declinado la asistencia a los actos previstos y su falso protagonismo. No deja, sin embargo, de ser preocupante la falta de 'sympatheia' que demuestran para quien no es de su cuerda.
Barcelona se incorporó el año 2017 al patético listado de capitales europeas objetivo de los terroristas. También supo demostrar su responsabilidad, solidaridad y afecto hacia las víctimas y su entorno así como su rechazo a la violencia y el terror. La acertada sobriedad de los actos previstos en esta primera conmemoración debería evidenciar solo la 'sympátheia' y dejar para otros momentos tomas de posición distintas.
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