Tregua en el debate independentista

El verano no se toca

Disfruten de las vacaciones y no se preocupen: cuando regresen, la república aún estará ahí, en el mismo espacio onírico en el que está ahora

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zentauroepp23361484 barcelona 20 08 2013 chiringuito la guingueta de carles abe180708170657 / ALBERT BERTRAN

Olga Ruiz

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La política catalana y sus vaivenes de los últimos meses, a punto han estado de arruinarnos el único lujo que nos queda: el verano, nuestro verano. Si bien es cierto que pasar unos días en  familia o con amigos de cualquier punto de la geografía, y que no salga a relucir 'el tema' sigue siendo tarea complicada, no lo es menos que el tono, la duración y la pasión en el debate han cambiado de forma considerable. ¿Nos siguen preguntando a los catalanes por la independencia cuando vamos a Extremadura, Galicia o Murcia? Sí, pero sin ganas. ¿Respondemos nosotros acerca de la situación? Sí, pero sin emoción. La suma de ambos factores da como resultado una diferencia fundamental con respecto a lo que pasaba no hace demasiado: el debate de la independencia catalana lo ventilamos en pocos minutos y además lo hacemos con un consenso general que podría resumirse en una frase: "Ya cansa".  Una vez pasado el trámite que ya ni siquiera es un mal trago, volvemos a nuestros temas universales, los de siempre: el calor de estos días, los fichajes de nuestro equipo de fútbol, las últimas recomendaciones literarias, nuestras series imperdibles -este tema inexistente hace algunos veranos ahora es uno de los fijos-, las últimas monerías de nuestros hijos y algún que otro cotilleo cercano o televisivo. ¡Qué alivio volver a hablar de lo de siempre!

Llevamos 11 meses de infarto, en los que apenas hemos podido digerir cada nuevo momento histórico antes de que se produzca el siguiente, 11 meses en alerta constante, con giros de guiones constantes, con… faroles constantes.  Nos hemos ganado unas vacaciones, una independencia de la independencia, nos la merecemos y se la exigimos a nuestros políticos.

El verano no se toca, es nuestro oasis particular y nos gusta así: insípido políticamente hablando, inexistente, vacío. No necesitamos grandes anuncios ni sobresaltos, no nos interesa 'spoiler' alguno de lo que va a pasar en septiembre. Disfruten las vacaciones y no se preocupen: cuando regresen, la república todavía estará ahí, en el mismo espacio onírico en el que está ahora.