NUEVO MOVIMIENTO POLÍTICO

El catalanismo, lugar de encuentro

Puigdemont y Pascal, en un acto independentista en julio del 2017.

Puigdemont y Pascal, en un acto independentista en julio del 2017. / .39353187

Mario Romeo

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El catalanismo es actualidad. Aparece de nuevo como lugar de posible consenso de los que deseamos un autogobierno fuerte y vivimos con preocupación lo que está pasando en nuestro país.

A lo largo de estos años de 'procés' muchos han anunciado la defunción del catalanismo en la ruta hacia la Ítaca deseada. Han reducido las opciones: o independentismo o unionismo. Una simplificación maniquea que entusiasma a los propios y anatemiza a los contrarios, sin entrar en matices que caracterizan la diversidad de nuestra sociedad. Sin abordar, tampoco, los grandes problemas y retos que le afectan.

El fracaso del 'procés', aún no reconocido, y los acontecimientos que muestran las tensiones internas del independentismo, como la práctica disolución del PDECat en el movimiento del 'expresident' Puigdemont, llevan el autogobierno a una situación de bloqueo. El independentismo hallará nuevas ocasiones para ondear banderas, pero la agitación no es suficiente para arreglar las cosas. La política hecha a base de eslóganes, tuits y jornadas históricas es tan espectacular como inútil. Podemos seguir durante meses instalados en la retórica de los gestos, pero eso no llevará a la solución equilibrada, duradera y consensuada que necesitamos.

No es pues extraño que se alcen voces destacando la conveniencia de una articulación de los catalanistas como propuesta para salir del atolladero. ¿Existen los catalanistas? ¿Dónde están? ¿Qué hacen? O mejor, ¿qué pueden hacer para ser útiles? Los catalanistas existen, por supuesto. Podemos afirmar con rotundidad que en Catalunya hay más catalanistas que independentistas. Somos muchos y muchas los que no hemos renunciado a creer que el catalanismo es ámbito de referencia y de encuentro de una sociedad plural y compleja y trabajamos para articular diálogos y consensos. Pero el espacio cultural y político de los catalanistas es aún débil ante la hegemonía mediática y política de los diversos sectores del independentismo.

Necesitamos revertir esta situación, Creo que es posible facilitar el resurgimiento de un catalanismo del siglo XXI configurado a partir de tres compromisos.

Con el autogobierno como instrumento para hacer funcionar nuestras instituciones, preservar nuestra identidad nacional y realizar un programa de progreso social y económico. Con una España capaz de reconocer su diversidad lingüística, territorial, nacional y cultural, en la que queremos ser protagonistas. Con Europa, conscientes de sus debilidades y de la necesidad de profundizar en su gobernanza federal.

Haremos una aportación útil a nuestra colectividad si todos los que nos reconocemos en el espacio catalanista somos capaces de contribuir a reforzarlo y ampliarlo como lugar de encuentro de distintas opciones políticas y sociales, comprometidas con una visión inclusiva del país. En eso estamos en Portes Obertes del Catalanisme, poniendo en marcha un amplio proceso de reflexión para recoger la pluralidad de voces y opiniones del catalanismo que ayuden a hacer frente al futuro de Catalunya.