La globalización

La Marca España, en venta

Las fronteras identitarias casan mal con las marcas icónicas comerciales, y que el capital tiene pasaporte franco diplomático

Fachada de las cavas en Sant Sadurní d'Anoia de Codorníu, que ha decidido trasladarse fuera de Catalunya.

Fachada de las cavas en Sant Sadurní d'Anoia de Codorníu, que ha decidido trasladarse fuera de Catalunya.

Juli Capella

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¡Sacrilegio, la centenaria marca de cava Codorniu, quintaesencia de catalanidad y emblema del Foro de Marcas Renombradas Españolas, va a venderse a los 'yankees'! Nada nuevo bajo el sol –eso sí, sol mironiano de España–. Si analizamos la saga de grandes empresas patrias, veremos que muchas ya no lo son. Ni Chupa-Chups, ni Loewe, Seat, Campofrío, Carbonell, Danone, Matutano, Fontaneda, Balay... Ni siquiera la fabada Asturiana de Litoral, que ahora es Suiza. El colmo es que Cristalería Española y Aguas de Barcelona, mienten con su nombre, pues son francesas. Ah, y Freixenet ya es alemana.

La globalización no tiene sentimientos ni patria, va a saco. No es que en España seamos pusilánimes, que también, es un fenómeno mundial. El celebérrimo diario 'The Times' y la firma Thames Water que suministra agua a Londres son de empresas australianas. Y sus famosos autobuses rojos de dos pisos son alemanes. Aunque su mayor humillación es que Jaguar sea ahora de la empresa automovilística india Tata; la excolonia del imperio se ha vengado. Los poderosos americanos tampoco se libran de la escabechina, Lucky Strike es inglesa, Budweiser belga, Burger King canadiense y Seven Eleven japonesa. Un lío tremendo que explicita con claridad que las fronteras identitarias casan mal con las marcas icónicas comerciales, y que el capital tiene pasaporte franco diplomático.

Al principio, la venta de populares marcas nacionales a manos extranjeras suponía una humillante derrota, con tintes casi bélicos, pero ahora por reiteración, son anécdota e incluso motivo de recochineo. Si hasta hemos aceptado, de la noche a la mañana, que los clubs de fútbol, reducto identitario inmaculado, no solo se atiborren de jugadores extranjeros, sino que se lleguen a vender hasta el propio club. El RCD Espanyol es ahora 99% chino. Riámonos de los oximorones del Màrius Serra.

Todo suena algo falso, orgullo de pacotilla, lamento hipócrita. De hecho, aquí ya sabemos hace siglos que “la pela es la pela”. Y el resto nos la 'pela'.