ANÁLISIS

Kanté ya es Deschamps (Conte mediante)

El medio centro de Francia cada vez se parece más a su seleccionador en cuanto a dominio posicional

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Axel Torres

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Hace dos años, Ngolo Kanté llegaba a la Eurocopa tras haber impresionado al mundo con su impagable contribución al sorprendente título de la Premier League del Leicester City. Se esperaba que diera continuidad a ese momento dulce con la selección francesa, pero su torneo fue discreto y muchos lo atribuyeron a la diferencia entre el rol que desempeñaba en el conjunto inglés y lo que le pedía Didier Deschamps en el combinado nacional. 

Con los “foxes”, Kanté se comía la hierba, aparecía por todas partes y destacaba tanto en la recuperación como en la llegada. Era puro dinamismo, un especialista del ida y vuelta, un centrocampista total. Se compenetraba de maravilla con Drinkwater, que le guardaba la espalda cuando él se lanzaba al ataque.

Pero en Francia no necesitaban que hiciera eso, porque con Pogba Matuidi, la cuota de interiores de poderosa zancada capaces de abarcar una amplísima zona del campo estaba más que cubierta. Deschamps necesitaba que Kanté se pareciera a él, y no tanto a Vieira o a Petit, para coger como ejemplos a varios integrantes de la campeona del mundo en 1998. No lo logró, porque no estaba acostumbrado a contener su ímpetu ni a interpretar el oficio desde una perspectiva más racional y posicional.

Contención y primer pase

En este Mundial 2018, en cambio, Kanté tiene muy claro qué le piden que haga y qué no. Y está destacando enormemente en esa tarea de contención y primer pase. Parece un jugador distinto, uno que usa su energía para cubrir terreno horizontalmente, que se sirve de su dinamismo para acudir a coberturas laterales y no para descolgarse hacia arriba. A Deschamps le ha venido de maravilla que haya jugado estos dos últimos cursos en el Chelsea de Antonio Conte, un equipo en el que empezó a reinventarse como un pivote con menos vuelo, especialmente en este ejercicio, después de que se marchara Matic al Manchester United.

Ayer, ante Uruguay, desactivó por completo a Bentancur, el media punta rival, y fue clave para que los charrúas dispusieran sólo de una ocasión clara -que llegó a balón parado-. Tabárez, viendo que no había forma de encontrar a su talentoso enganche en zona de tres cuartos, acabó variando el dibujo y prescindió de la figura de un “10”. Antes, Kanté había hecho el mismo trabajo con Rogic ante Australia, con Cueva frente a Perú e incluso consiguió minimizar a Messi contra Argentina.

Ahora le espera De Bruyne, pero no sólo él. También será clave para ayudar a Pavard a intentar detener a Hazard en uno de los duelos estelares de este Mundial. Si Bélgica intenta confundir a Deschamps con el mismo intercambio de posiciones que vimos ante Brasil, la velocidad de desplazamiento de Kanté para llegar a todas partes se adivina clave.

Si Francia, sin ser un equipo extraordinariamente atractivo, es uno de los grandes favoritos, es, entre otras cuestiones, por la solidez que le aporta Kanté y que está permitiendo que veamos una notable versión de un Pogba que se siente liberado y protegido. Y si el centro del campo funciona, Deschamps puede repetir como técnico el éxito que ya logró como jugador.