Casa de polémica

Dar ejemplo no es fácil

Las bases podrán decir misa sobre el chalet de Pablo Iglesias, pero la suerte está echada, el príncipe se ha convertido en casta

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Imma Sust

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Dar ejemplo es muy importante y no es nada fácil. Desde que nacemos, nuestros padres intentan darnos un buen ejemplo para que seamos buenas personas y vivamos bien la vida. Luego lo intenta la escuela y cuando somos mayores, parece que son los políticos, la tele, la Iglesia y la sociedad en general la encargada de decirnos lo que está bien y lo que está mal. Cuando eres pequeño, no te toca más remedio que creer en tus padres. Si ellos lo dicen, será verdad. No paramos en la cantidad de contradicciones que hacen y los errores que cometen. Esas madres que pegan collejas a sus hijos en el parque porque el niño se ha peleado con un amiguito. ¿Para qué le pega para enseñarle qué no se pega? O esos padres que a gritos le dicen a sus hijos que no griten. Bueno, el oficio de ser padre o madre es muy complicado y les permitimos que sean contradictorios y que se equivoquen de vez en cuando.

Luego crecemos y somos nosotros los que decidimos a quien seguir. Y no les hablo de Twitter. Seguir en el buen sentido de la palabra. Seguir y practicar con el ejemplo. Si el personaje que seguimos se desvía del buen camino o deja de practicar con el ejemplo, se produce el típico 'caso Jordi Pujol'. Un disgusto enorme difícil de encajar. Todavía quedan 'tietes' en Catalunya traumatizadas por ese tema.

El líder de Podemos, desde el 15-M, ha construido un discurso político basado en la precariedad y ahora es víctima del mismo. Ha caído en su propia trampa

Luego están los que no sigues pero que te dicen lo que tienes que hacer. Eso se da mucho en política. Los que se creen dueños de la verdad absoluta. Los partidos de derechas te dicen que no abortes, que no seas gay, que te hipoteques hasta las trancas y que, si puedes, te cases con un hombre o mujer de buena casa.  Luego, algunos no practican para nada con el ejemplo. Políticos que se gastan nuestro dinero en locales de alterne, que viven encerrados en armarios o que sabemos ahora que fueron en su momento a Londres a interrumpir sus embarazos.

La Iglesia también acostumbra a aleccionarnos y a decirnos con contundencia lo que tenemos que hacer. Sobretodo en cuanto al sexo se refiere. ¿No hace falta que os diga lo que hacen algunos curas, verdad? Pues eso.

Y luego están lo políticos de izquierdas. Y no les hablo del PSOE. Les hablo de la izquierda de verdad. Esa superioridad moral, ese creerse que están por encima del bien y del mal y ese odio a la riqueza, al buen vivir y a los yates de lujo. Algunos acostumbran a predicar con el ejemplo. Tenemos a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que vive de alquiler y ahora está buscando piso porque se le acaba el contrato y está sufriendo en sus propias carnes, lo mal que está la vivienda en Barcelona. Pero cuando uno de ellos deja de hacerlo.

'El casoplón' no es ninguna broma

Cuando un político de izquierdas deja de dar ejemplo, entonces se lía la marimorena y parece como que duele más. ¿Saben de qué les hablo no? El ya famoso chalet de Pablo Iglesias e Irene Montero. '¡El casoplón!' Cuando tienes un cargo tan importante en política, dar ejemplo es muy importante. Y cuando te has pasado media carrera política criticando a la gente que vive en casas de lujo y fardando de que tu vives de alquilar porque es como se debe vivir, pues que te hipoteques como un burro para irte a vivir a un chalet en las afueras es un suicidio político. Se habla de una hipoteca de 1.600 euros al mes. Ninguna broma.

No lo voy a juzgar desde el punto de vista humano. Si al fin y al cabo, todos queremos lo mismo. Una pareja, formar una familia y una casita en las afueras. Y si la casa tiene piscina, pues mucho mejor. Esto está muy bien. No por ser de izquierdas tienes que vivir como un desgraciado. Claro que no. Todo queremos nuestro iPhone X.  Pero entonces,  amigo, no me des lecciones de moral. No salgas en el programa de Ana Rosa enseñándome tu humilde vida y criticando la de los demás. Diciendo que te gusta Vallecas porque es un barrio popular y que te parece muy peligroso aislarse. "Este rollo de los políticos que viven en chalets y que no saben lo que es el trasporte público…" Sí, eso nos decías en el programa de Anna Rosa.

Pablo Iglesias, eres como esos defensores de la escuela pública que llevan a sus hijos a escuelas privadas donde se habla alemán. O como los que defienden a muerte la sanidad pública mientras pagan un seguro medico privado. Pura contradicción.

Si todos los ricos son, por definición,  especuladores, ladrones y lo peor de lo peor. Entonces tú, Pablo Iglesias, si dejas tu piso de Vallecas y te compras un 'casoplón' en la sierra madrileña, eres lo peor. Y no lo digo yo. Lo dices tú. Lo has dicho en un montón de entrevistas. Y ahora eres víctima de tu propio discurso. Has caído en tu propia trampa. Desde el 15-M, que has creado un discurso político, a partir de la defensa de la precariedad. Entonces, tu chalet está fuera de lugar.

Para los desmemoriados. Transcribo un tuit que escribió Iglesias en el 2012: "¿Entregarías la política económica del país a quien se gasta 600.000 euros en un ático de lujo?". Dicho y leído esto, insisto en que las bases pueden decir misa. La suerte está echada. El príncipe se ha convertido en casta.