ANÁLISIS

Yerry, el niño nº 6.579

El gigante colombiano, que disfrútó como un auténtico niño en el Camp Nou, formó parte del día de la infancia en el 'estadi'

Yerri Mina conduce el balón ante Goku en un instante del partido

Yerri Mina conduce el balón ante Goku en un instante del partido / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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No seamos ingenuos, algún peaje ha de tener intentar ser el equipo que más títulos gane. Ser el candidato de un nuevo y florido triplete tiene estas cosas. Y el primer peaje es el físico, el esfuerzo, el cansancio, tanto físico como mental, pues cuando faltan las fuerzas se piensa peor.

La semana que empieza este lunes, en la que los culés podrán asistir al duelo Real Madrid-PSG desde el sofá de casa, será de pleno descanso para el conjunto azulgrana, que ayer recuperó a Dembélé, siguió dando minutos de descansos a varios titulares y mantuvo quietecito a Piqué. Eso sí, se le acercó el Atlético, cierto, pero, a afectos de recuperación, siete puntos son igual que nueve, has de perder tres partidos y ganarlos el Atlético, que aburre a las ovejas.

La mejor entrada de la Liga

No deja de ser curioso que uno de los días más felices del Camp Nou, el de este domingo, con la mejor entrada de la Liga (75.681 espectadores), fuese gracias a la presencia de 6.578 niños, los que se dieron cita, curiosamente, no solo de la mano de sus padres, en brazos de sus abuelos o en compañía de sus hermanos, sino también, también, impulsados ¡gran idea!, por el programa Nens a l’Estadi, en el que se fomenta la presencia de la infancia.

Fue tan impresionante la estampa que ofrecía ayer el césped del Camp Nou donde las estrellas azulgranas, que normalmente posan con un grupo de niños soñadores, tuvieron que hacerse ¡dos! fotografías, pues el centenar de pequeños hombrecitos que soñaban con la imagen no cabían en una solo clic.

No cabe duda de que la excitación en el Camp Nou, pese a que el equipo (ni siquiera Messi, ¡que pena!), no los hizo vibrar en exceso, fue enternecedora para los miles y miles de padres, abuelos y hermanos que vivieron ese momento tan bello.

Y, cómo no, el niño nº 6.579 no fue otro que el gigante colombiano Yerry Mina, que debe su nombre a los dibujos animados de Tom y Jerry, (las dos con Y, sí, cosas de Colombia, ya saben), y que disfrutó de su debut en el estadi tanto o más, ¡más! ¡más!, que el parvulario del Camp Nou.

Por poco es el niño grande quien hace feliz a los peques con un gran remate de cabeza, que a punto estuvo de decir el partido. ¡Vaya que sí!