Debate soberanista

Tabarnia no tiene gracia

El proyecto de un estado propio independiente debe ser respondido en debate democrático

El mapa de Tabarnia

El mapa de Tabarnia / BCNISNOTCAT

JORDI MERCADER

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tabarnia es una barbaridad muy celebrada. Los creadores de la broma pretenden combatir la idea de un estado propio ridiculizando los argumentos utilizados por los independentistas, al aplicarlos en la defensa de una construcción ocurrente y absurda. Es muy discutible que la frivolidad política (fuera de los escenarios del humor) sea un método de crítica recomendable ante cualquier cuestión colectiva transcendente y la propuesta de que una nación se dote o no de un estado lo es.

Otra cosa es que la independencia sea la mejor fórmula para Catalunya o que esta vaya a ser el único proyecto de futuro a considerar. No tomarse en serio al soberanismo se intuye una estratagema muy pobre y disparatada, casi tanto como el silencio de Mariano Rajoy al respecto.

Una vía muerta

Tabarnia no existe y no preocupa a nadie (salvo al fabricante de 'merchandising', tal vez), pero Catalunya sí, y el país vive –y vive muy mal– la polarización radical respecto del proyecto del estado propio, un sueño que mantiene en vilo a más de dos millones de catalanes que no van a renunciar por unas cuantas carcajadas despectivas de sus adversarios.

El hecho contrastado de que el independentismo haya tenido mala suerte con la ciencia de sus dirigentes, optando estos por una vía muerta que solo conducía al fracaso (relativizado por la mala baba policial y judicial del desconcertado Estado español), no debería inducir al error de confundir la derrota del 'procés' y sus fantasías con el entierro de la reivindicación de la independencia.  

El proyecto de un estado propio independiente debe ser respondido en debate democrático, confrontándolo con propuestas alternativas de estados propios federados, asociados o reformulaciones de la idea de España que pudieran resultar tan atractivas o eficientes como el de la pura y simple secesión. Cuesta ver cómo la bufonería de Tabarnia puede ayudar al país a salir del pozo político e institucional en el que le han metido inmovilistas e iluminados. A menos que sus promotores crean que todo se habrá acabado encerrando a Carles Puigdemont en la cárcel y que con unas risas todos volveremos a comer perdices.