El transporte público en Barcelona
El tranvía: éxito social, boicot político
Ayuda a democratizar los tiempos de viaje y genera cohesión social y territorial frente el modelo expansivo de coches y aparcamientos
Ricard Riol Jurado
Presidente de la Associació per la Promoció del Transport Públic (PTP).
RICARD RIOL JURADO
La reimplantación del tranvía en Barcelona ha sido un éxito social. Lo demuestran los números y las valoraciones de los usuarios: es el transporte público mejor valorado de la encuesta de movilidad en día laborable, ¡por encima del metro y del coche! También es el modo más cómodo y accesible para las personas con movilidad reducida. Las dos redes inconexas, el Trambaix y el Trambesòs, transportan diariamente a más de 100.000 personas de forma eléctrica, silenciosa e independiente a la congestión de coches y motos.
Con una inversión 10 veces inferior al metro, los tranvías metropolitanos tienen más pasajeros que todos los ramales de las líneas 9 y 10 del subterráneo, desgraciadamente también inconexas. El tranvía es mucho más que una plataforma reservada; su superior potencia y capacidad -un tranvía sencillo equivale a dos autobuses articulados- se traduce en mayor rapidez, porque se evita el efecto acordeón en los semáforos y paradas.
Además, el hecho de circular sobre raíles conectados a la red eléctrica permite ahorrar más energía que con tracción diésel o baterías. Cualquier lector puede comprobar cómo el servicio del tranvía ya es insustituible por autobuses en el tramo central del Trambaix: en hora punta circulan tranvías simples llenos cada cuatro minutos a una velocidad media de 18 km/h. Y todos estos éxitos se han conseguido sin disponer de prioridad semafórica absoluta y empleando solo el 40% de su capacidad máxima instalada, que con tranvías dobles equivaldrá a 12 carriles de circulación de coches a pleno rendimiento.
Democratizar el viaje
Con vía doble y trazados directos, hoy en día es posible desplazarse entre la Diagonal y los municipios de los alrededores con unos tiempos de viaje similares entre transporte público y coche. El tranvía ayuda a democratizar los tiempos de viaje y genera cohesión social y territorial frente el modelo expansivo de coches y aparcamientos. Cabe recordar que el 45% de los catalanes no tienen permiso de conducir, especialmente las mujeres. Con el tranvía interconectado se espera cubrir el recorrido entre Zona Univesitària y el Fòrum en 35 minutos, casi la mitad que ahora.
Nuestro 'tranvía interruptus', único en Europa, ya tiene 29,1 kilómetros construidos, y solo 3,8 kilómetros pendientes de ejecutar entre Glòries y Francesc Macià. La red completa metropolitana fue planificada en el 2001 por la Autoridad del Transporte Metropolitano, ha sido apoyada por todos los presidentes de la Generalitat, muchas mociones de ayuntamientos metropolitanos y algunos alcaldes de Barcelona; pero ha topado con las desavenencias de algunos grupos municipales de la capital. ¿Cómo es posible que la Diagonal, la segunda calle más larga y ancha de Barcelona, aún no disponga de un sistema ferroviario que dé buena capacidad a su transporte público y cohesione los nueve municipios de su alrededor? ¿Es razonable este rechazo político sobre un tranvía que respetará las aceras ya ampliadas y el arbolado, que no hará perder ningún trabajador ni ningún bus en TMB, y que solo elimina un carril de circulación por sentido en el tramo central?
Energía para atacar
En cualquier gran ciudad europea la mayoría de políticos estarían orgullosos de los logros de sus tranvías y trabajarían para ampliar las redes. Pero en Barcelona debemos estar hechos de otra pasta, ya que algunos grupos municipales emplean su energía para atacar este proyecto usando argumentos del todo pintorescos: ante la cogestión del servicio de bus actual (un servicio por minuto a 8-9 km/h ), proponen buses eléctricos que tienen la misma capacidad o menos; ante el problema de movilidad metropolitana, proponen un bus D30 puramente urbano; ante las 600 muertes cada año en Barcelona por contaminación, se piden "otras soluciones" que no afecten el coche; ante un trazado lógico, económico y corto por la Diagonal, proponen ir por la Gran Via que tiene mucho más tráfico y ya tiene servicio ferroviario; ante la posibilidad de renegociar la concesión gracias a la interconexión, prefieren criticar el modelo actual y no cambiarlo hasta el 2032 ... En definitiva, cualquier excusa parece suficiente para detener el proyecto.
Más de 20 entidades, asociaciones y sindicatos se han agrupado bajo la nueva plataforma “Unim Els Tramvies”, que además de reclamar la interconexión tranviaria, aceras ampliadas en el tramo estrecho y un nuevo carril bici, defiende una mejora de frecuencias de bus en toda Barcelona y la construcción pública del tramo central, que supere el modelo de gestión privada actual siendo menos costoso para las administraciones.
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