Ante la cita del 21-D
Los límites de la competencia intrabloques
Después de la noche electoral, lo que contará será disponer de potencial de coalición
Astrid Barrio
Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO
ASTRID BARRIO
A pesar de que estas elecciones no estén planteadas en términos plebliscitarios no hay dudas de que tienen un marcado carácter bipolar y de que uno de los principales interrogantes es cuál de los bloques, si el independentista o el constitucionalista, se alzará con la victoria. Si gana el independentismo, y se mantienen los niveles de apoyo del 2015, su estrategia se verá avalada pese a que muchos de sus argumentos hayan quedado desmentidos y pese a los costes personales que ha generado.
Si por el contrario se impone el constitucionalismo, la senda por la que ha transitado el gobierno de Catalunya en los últimos años quedará deslegitimada. No obstante, de la victoria de uno u otro bloque no debe deducirse la inmediata formación de gobierno. Ello dependerá, más allá de la aritmética, de cómo se desarrolle la competencia dentro de cada uno de los bloques.
A este respecto, la encuesta del GESOP publicada recientemente por este diario detectaba un cuádruple empate entre ERC, JxCat, PSC y Ciudadanos en intención directa de votos, una situación inédita puesto que hasta hace poco todos los sondeos no solo daban por segura la victoria de ERC sino que situaban al segundo partido, Ciudadanos, a mucha distancia. Este cambio que parece tener lugar sin que se produzca una variación sustancial del apoyo a los distintos bloques, implica que la competencia más feroz en esta campaña es la que se está produciendo dentro de cada uno de los bloques, pero sobre todo en el campo independentista.
ERC daba tan por descontada su victoria ante los exconvergentes que se opuso a la lista única y muy limitada por encontrarse su principal activo, Oriol Junqueras, en prisión, no ha sabido reaccionar ante el impulso de Puigdemont desde Bruselas liderando una lista transversal y poco partidista que reivindica la legitimidad del gobierno y la continuidad del mandato del 1 de octubre.
La estrategia de la subasta
La competición entre ambas candidaturas se ha recrudecido tanto que parece seguir imponiéndose la estrategia de la subasta que nos ha llevado hasta aquí, es decir la lógica del quién da más. Solo así se explica que ERC vuelva a reivindicar la vía unilateral a sabiendas de que previsiblemente no dará más frutos que el 155. Eso al mismo tiempo que Junqueras desde la prisión se compromete a acatar dicho artículo para poder salir y hacer campaña. En el campo constitucionalista, Ciudadanos está tan deseoso de ganar que se permite afirmar que votar PSC o votar PP es tirar el voto a la basura.
Aunque para algunos lo importante sea ganar, probablemente ni el partido ni el bloque que gane las elecciones sea del todo determinante para la formación de gobierno pese a que indudablemente esa victoria tenga un notable valor simbólico. Después de la noche electoral lo que contará será disponer de potencial de coalición, un potencial que en algunos partidos puede haber quedado limitado durante la campaña electoral precisamente por sus ansias de ganar.
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