La cita del 21-D
Cortejar al equidistante... y no morir en el intento
El riesgo para el PSC es que de tanto cortejar a los equidistantes pueda desenganchar a constitucionalistas suspicaces
Pau Marí-Klose
Profesor de Sociología en la Universidad de Zaragoza y analista de Agenda Pública
Profesor de Sociología en la Universidad de Zaragoza y analista de Agenda Pública
PAU MARÍ-KLOSE
Es habitual estos días escuchar a analistas afirmar que Catalunya se ha polarizado, y a resultas de ello han surgido dos bloques que se disputan la hegemonía electoral. Cuelgan banderas unos, responden otros. Salen a la calle unos a favor de la república, el fin del 155, y la libertad de los presos. Corean otros "Puigdemont a prisión" y reclaman suspender el 'procés'. Pero lo cierto es que en Catalunya no hay dos, sino más bien tres bloques.
En las últimas semanas podemos delimitar esos bloques, con fines exploratorios, a partir de dos indicadores de la encuesta de GESOP para EL PERIÓDICO DE CATALUNYA: 1) Sentirse o no independentista y 2) considerar proporcionada o desproporcionada la intervención de la Generalitat por el Gobierno central.
Cuatro espacios
Cruzar estos dos ejes dibuja cuatro espacios. Uno de ellos (ser independentista y considerar la intervención de la Generalitat por el Gobierno proporcionada) está, por razones lógicas, despoblado. Los tres bloques restantes son los independentistas que rechazan la intervención (38,4%), los no independentistas que la ven proporcionada (26,4%) y los no independentistas que no la ven proporcionada (24,3%).
Los bloques tienen claro anclaje en el sistema de partidos, pero de forma asimétrica. El porcentaje de votantes independentistas que tienen intención directa de votar partidos fuera de la órbita independentista es insignificante. El 77,2% de posibles votantes que se declaran independentistas y ven la intervención del 155 desproporcionada están decididos a votar a ERC, JxCat o CUP.
En el bloque constitucionalista hay también tres partidos que cosechan casi todo el voto: PP, Ciudadanos y PSC. Entre los tres obtienen el 69% del voto posible, aunque posiblemente la reticencia de muchos encuestados a reconocer que votan PP o Ciudadados en los sondeos obliga a inflar estas cifras.
Votos en el aire
El verdadero campo de batalla electoral es el tercer bloque. Allí PSC y Catalunya en Comú Podem (CeCP) tienen ventaja. Ambos cosechan el 17% de los votos cada uno, pero otros partidos también reciben apoyo (7,7% Ciudadanos, 6,2% JxCat, 8,2% ERC). El nivel de indecisión en este grupo es mucho mayor que en otros bloques (25,8%), y muchos no contestan cuál es su intención de voto (8,8%). En este espacio se halla, con mucha diferencia, la bolsa más grande de votos disputables. Contando los que declaran que no saben qué van a votar o no contestan a la encuesta son cerca de 450.000 posibles votos.
Los miembros del tercer bloque son los vilipendiados equidistantes. No tienen sentimiento independentista pero comparten con independentistas algunas opiniones. Así, aparte de considerar desproporcionado el 155, se muestran muy mayoritariamente en contra de la destitución del gobierno de la Generalitat (78,9%) o de la detención de los 'exconsellers' (85,6%).
De hecho, uno de cada cinco declara haber votado opciones independentistas (JxSí o CUP) en 2015. Se trata de un volumen significativamente más alto que los que ahora muestran voto probable (Intención directa de voto+simpatía) a opciones independentistas: 17,5%. En cambio el voto probable al PSC en el tercer bloque (22,7%) supera al que recuerda haberle votado en 2015 (20,5%). Lo mismo sucede con CeCP, 21,1% de voto probable, 16,5% de recuerdo de voto. Es decir, tanto socialistas como 'comunes' parecen haber realizado avances dentro del tercer bloque.
Desde un punto de vista identitario, se trata de un bloque alejado del independentismo. Un 4,6% se declara únicamente catalán (frente al 56,4% del bloque independentista), y un 20,6% más catalán que español (36,8% en el bloque independentista). En realidad, su perfil sociodemográfico (sexo, edad, lugar de nacimiento, estudios) se mimetiza con el del conjunto del país. Mayoritariamente utilizan habitualmente el castellano o las dos lenguas.
Cortejar al equidistante
El PSC parece haber entendido que los votantes del tercer bloque son terreno propicio para avanzar. Su campaña está decididamente encaminada a intentar arrancar votos en este espacio. El riesgo, obviamente, es que de tanto cortejar a los equidistantes pueda desenganchar a constitucionalistas suspicaces. La última encuesta del CIS sugiere que este no es un problema serio.
CeCP parece más interesada en retener los apoyos que obtuvo en el 2015 en el bloque independentista (11% según recuerdo de voto), mermado ahora en el voto probable (3,3%). Parece una estrategia arriesgada, pero que puede rendir fruto si la campaña gira en torno al 155 y los procesos judiciales. En todo caso harían bien en tomarse muy en serio un consejo: no defraudar al equidistante.
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