Desnudando la metástasis
La diseminación de un tumor es uno de los focos más intensos de la investigación biomédica

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Manel Esteller
Manel EstellerMédico. Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras
MANEL ESTELLER
The M word. A los americanos les encanta esta forma de decir las cosas. Se refieren a the F word, the L word, the N word, the C word... Quieren evitar pronunciar una palabra grosera, incorrecta, que les da miedo o vergüenza, y solo usan la primera letra para referirse a ella. Por ejemplo the C word suele ser el cáncer, y the M word suele referirse a la metástasis. Y sobre esta última entidad oncológica les quiero hablar, porque el 90% de los pacientes con esta enfermedad no mueren como consecuencia del tumor primario sino debido a las metástasis. Es la situación con que se encuentra muy frecuentemente el oncólogo médico, ya que si el tumor está localizado y plenamente confinado en un órgano, es eliminado por el cirujano. La formación de metástasis es, pues, uno de los focos de investigación biomédica más intensos.
TEJIDOS COLONIZADOS
El proceso consiste en que células cancerosas del tumor original abandonan su lugar de origen y van a parar a otro tejido, que colonizan. Durante muchos años se creyó simplemente que el tumor primario producía unas tijeras de proteínas, entre otras las catepsinas, para ir rompiendo los lazos que las sujetaban con las otras y escaparse. Hoy sabemos que hay muchos mecanismos implicados. Por ejemplo, un tumor de mama pierde la actividad de la proteína e-caderina, que actúa como un ancla de un barco, y entonces la célula tumoral no queda fijada al subsuelo del tejido y esta falta de adherencia la arrastra fuera de su lugar de nacimiento. Muchas veces migra desde el pecho a una costilla, y cuando llega vuelve a poner el ancla para que aquella célula cancerosa de mama pueda crecer en el hueso. Se adapta. Se metamorfosea.
LA SANGRE Y LA LINFA
Hay muchas vías por las que las células tumorales huyen de su lugar de nacimiento. Si pensamos en carreteras, dos son las principales: la sangre y la linfa. Esta segunda es especialmente relevante. El líquido linfático se encarga, entre otros trabajos, de eliminar los detritus y otras basuras de las células. Y por lo tanto, suele ser una ruta usada por la célula transformada para evadirse. La primera parada suelen ser los ganglios linfáticos, en especial el llamado nódulo centinela, que hace un poco como aquellas torres de vigilancia que en nuestras costas vigilaban las incursiones de los corsarios y piratas. Por eso es importante saber si en un paciente con cáncer los ganglios están afectados o no. Ganglios limpios son buena señal, ganglios afectados no son tan buenas noticias. Pero hay margen para la esperanza: es posible que los ganglios linfáticos hayan hecho su función de cortafuegos y, aunque ellos estén tocados, las células tumorales no hayan podido atravesarlos.
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Otro punto de interés es que hay tumores que tienen tendencia a dar metástasis en un sitio pero nunca en otro. Como si un imán los llevara a aquel órgano pero no a ningún otro. Este fenómeno se llama tropismo. A veces la cuestión es sencilla y se relaciona con simple proximidad. Por ejemplo, el cáncer de mama da metástasis en la costilla, y el de colon, en el hígado. Pero a veces es más complejo y hay tumores que tienen apetencia especial por dar metástasis cerebrales. Y si una metástasis en el hígado puede ser tratada con ciertas garantías de éxito, no podemos ser demasiado optimistas con las que afectan a nuestro cerebro. Es un órgano demasiado importante.
Es tan poco lo que conocemos... Por ejemplo, se cree que continuamente producimos células cancerosas, pero nuestro cuerpo las va eliminando. Por lo tanto, ni nos damos cuenta. Incluso células tumorales que viajan por la sangre a veces no terminan creciendo en ningún otro lugar porque son rechazadas por los tejidos diana y no se acaban de formar las metástasis. Ignoramos buena parte de los mecanismos de esta vigilancia antitumoral y antimetastásica.
CUIDADOSOS INCLUSO CON TUMORES PEQUEÑOS
Otro concepto importante tiene que ver con el tiempo en que se produce la metástasis. Hasta hace poco se creía que la metástasis siempre era el final de todo el camino tumorogénico, la culminación de toda una cadena de eventos erróneos. Hoy sabemos que pueden existir metástasis tempranas, y por eso incluso en tumores relativamente pequeños debemos ser cuidadosos al descartar la presencia de metástasis y hacer los tratamientos adecuados.
Y este es mi último punto. Necesitamos mejores tratamientos para los enfermos metastásicos. Buena parte de los fármacos usados hoy se han diseñado a partir de tumores primarios, y si la biología de las metástasis es distinta quizá deberíamos plantearnos hacer más investigación y ensayos con medicamentos estudiados ya de inicio contra estas células diseminadas. Es necesario hacer un cambio en el pronóstico de los pacientes con metástasis.
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