EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA

Alquilar en Barcelona, París, Berlín y Estocolmo

Las experiencias de algunas capitales europeas muestran que es necesario abordar medidas en paralelo, como ampliar el parque público de alquiler, tener mayor estabilidad en el tiempo y limitar los precios

Agencia de alquiler y compraventa de inmuebles en la calle de Creu Coberta de Barcelona.

Agencia de alquiler y compraventa de inmuebles en la calle de Creu Coberta de Barcelona.

CARLOS MACÍAS

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Marina entra en una cafetería de Poblenou, en Barcelona, para reencontrarse con compañeras de Erasmus. Allí están Annie, recién aterrizada de París, Stephan, que llega desde Berlín, y Hanna, que vive en Estocolmo. Marina, rápidamente, les sumerge en una discusión sobre la subida de los precios de los alquileres, algo que se ha convertido en habitual, casi ritual, en la Ciudad Condal durante el último año. 

Aunque estos personajes no son reales, nos permite sumergirnos en una discusión que si es real y comparar las diferencias de vivir de alquiler en Barcelona, París, Berlín y Estocolmo.

La burbuja de los alquileres es real, en Barcelona han subido un 24% en los últimos tres años. Solo en el último los precios del alquiler han subido casi un 12% de media, aunque hay barrios, como Provençals de Poblenou, donde la subida ha sido de un 66% en tres años, con la consecuente expulsión de vecinas.

LA REFORMA DE LA LAU DEL PP

La reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) del PP en el 2013 establece que los contratos de alquiler son de una duración de tres años, con posibilidad de prórroga de un año si la propietaria quiere. En París, los contratos de alquiler son de tres años y se renuevan automáticamente otros tres si la inquilina es la misma, y así de manera indefinida. Es decir, los contratos de alquiler se renuevan forzosamente cada tres años de manera indefinida,  pero si la propietaria necesita el piso para ella o para sus hijos, puede recuperar el piso con un aviso previo de seis meses antes de finalizar el contrato de alquiler.

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En Berlín, la mayoría de los contratos de alquiler son indefinidos y la propietaria, al igual que en París, lo puede recuperar por necesidad propia, pero avisando entre 3 y 9 meses antes, varía según el tiempo que lleves viviendo en el piso. Tanto en París como en Berlín se puede vivir de alquiler y hacer proyectos de vida a largo plazo, a diferencia de lo que pasa en Barcelona, donde además, la propietaria solo te tiene que avisar de que no te renuevan con un mes de antelación. Otro factor que influye en la estabilidad es la vivienda pública, casi inexistente en Barcelona, donde el parque público supera escasamente el 1%. Si miramos que pasa en Estocolmo, podemos observar como el 40% de las ciudadanas viven de alquiler, de estas el 20% lo hace en vivienda pública, lo que les permite hacer proyectos de vida con mayor estabilidad y sabiendo que va a poder asumir el pago del alquiler.

En Estocolmo, la Administración al poseer el 20% del parque de alquiler, puede influenciar en los precios. Además, en Suecia existen sindicatos de inquilinas centenarios, y que han acumulado tanta fuerza que en la actualidad se sientan con los representantes de la propiedad y pactan los precios de los alquileres, haciéndolos asequibles.

UN ALQUILER DE REFERENCIA DESDE LOS AÑOS 70

En Barcelona, y en todo el Estado español, los alquileres son libres y la propiedad puede poner el precio que considere. Tanto en París como en Berlín, se introdujeron medidas para regular los precios del alquiler en el 2015. Sin embargo, los contextos son diferentes, en Berlín se estaba dando un crecimiento muy acelerado de los alquileres, como está pasando en Barcelona, mientras que en París los precios del alquiler ya eran altísimos.

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En Berlín, existe un alquiler de referencia desde los años 70, una referencia sobre el alquiler habitual en viviendas equiparables a la que ibas a alquilar en el mismo municipio, llamado espejo de alquileres. Si la vivienda que ibas a alquilar estaba por debajo del alquiler de referencia, podían subir el precio no más de un 15% en tres años; si el precio estaba por encima, no se podía incrementar. El problema es que la medida no era vinculante y fruto de la aceleración de la subida de los precios del alquiler, en el 2015 se introduce una limitación, vinculante, que limita la libertad de negociación del precio inicial. Los nuevos contratos de alquiler están determinados por el precio de referencia más un 10%, pero los contratos vigentes que están por encima del precio de referencia se mantienen. Aunque ha tenido efectos positivos, están estudiando cómo mejorar la efectividad del índice de referencia y la limitación de la subida de los precios del alquiler.

UN ÍNDICE DE REFERENCIA

La medida de París introducida en 2015 es diferente. Ya en el 2006 se introdujo un índice de referencia de los alquileres, índice que desde el 2008 es igual al IPC (índice de precios de consumo), sin tener en cuenta el tabaco ni los alquileres. Este tenía la función de limitar los precios en los nuevos contratos de alquiler, que se referenciaban con el precio que pagaba la anterior inquilina y no podían subir más de éste índice. En 2015 se introduce el precio de referencia, que limita que tanto los contratos nuevos como los existentes, que no pueden superar en más del 20% el precio de referencia, pudiendo exigir la rebaja de tu contrato de alquiler existente, si este es superior. Uno de los errores que se han podido observar al implementar la medida ha sido el no haber dado capacidad a la Administración para poder actuar de oficio denunciando a aquellas propietarias que alquilan en portales web por encima del precio de referencia. Al no estar organizadas las inquilinas, la gente no denuncia para que le bajen el alquiler por miedo a las represalias. En Francia también están estudiando cómo mejorar el sistema.

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Nos podemos preguntar si la burbuja de alquileres se da únicamente en Barcelona, pero si miramos los datos de ciudades medias y grandes, la respuesta es que no. En los últimos tres años, los precios de los alquileres han subido un 10% en Girona, en Badalona un 9,2%, más de un 12% en L’Hospitalet de Llobregat, Terrassa, Mataró y Conrellà, entre el 7 y 8% en Santa Coloma de Gramanet, Vic i Manresa, más del 14% en Sabadell o Granollers y hasta un 20% en Sant Cugat del Vallès.

LA LEY DE VIVIENDA PAH

Las experiencias de Berlín, París o Estocolmo nos muestran que es necesario abordar diferentes medidas en paralelo, desde la ampliación del parque público de alquiler a una reforma de la LAU que dé mayor estabilidad en el tiempo y que introduzca mecanismos de limitación de los precios del alquiler.

La buena noticia es que la PAH ya recoge estas medidas en la Ley de Vivienda PAH, que en Barcelona nace un Sindicato de Inquilinas y que el debate social en la ciudad está en todas las cafeterías.