McGuinness, católico e irlandés

Ian Paisley y Martin McGuinness.

Ian Paisley y Martin McGuinness. / periodico

ROSA MASSAGUÉ

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James Martin Pacelli Mc-Guinness. Unos nombres y un apellido como estos definen la vida de una persona. Pacelli, en recuerdo del papa Pío XII, que así se apellidaba, proclama su origen católico. McGuinness denota su ascendencia irlandesa. Una herencia difícil de llevar en el Ulster convulso de los años 60 y 70, cuando lo que eufemísticamente se llama the troubles (los problemas), es decir, la violencia que enfrentó a católicos y protestantes, planteaba un dilema a los jóvenes. Coger el ferri camino de Liverpool y llorar por Irlanda en los pubs de Inglaterra o coger las armas. McGuiness optó por lo segundo. No es extraño que ayer hubiera víctimas del IRA que ni siquiera muerto le perdonaran o mostraran al menos un ápice de compasión. 

Las manos de McGuinness estaban manchadas de sangre, sí. Pero eran también las manos que firmaron el acuerdo del Viernes Santo (1998), que enterraba aquellos troubles y auspiciaba un futuro de paz; las que estrecharon las manazas de un atronador Ian Paisley, irreductible en la defensa de la comunidad protestante y de la unión de Irlanda del Norte a Gran Bretaña, y martillo de papistas con su lengua afilada y su alzacuello de pastor presbiteriano. El enorme salto que el ahora desaparecido líder republicano dio se resume en una foto en la que aparece precisamente con aquel clérigo vocinglero desternillándose de risa los dos.

LA PAZ CON EL ENEMIGO

Los casi 20 años transcurridos desde que se firmó la paz no han sido fáciles para ninguna de las dos comunidades norirlandesas. Cada una sigue encerrada en su espacio y apenas se mezclan, pero la violencia ha desaparecido. La fragilidad de las instituciones es grande. La dimisión de un McGuinness enfermo hace dos meses como viceministro principal en protesta por la sospechosa gestión de un programa energético por parte de los socios unionistas en el Gobierno ponía sobre la mesa las dificultades de una complicada estructura política. Las consecuencias negativas del 'brexit' para toda Irlanda, la del norte y la república, pueden hacer tambalearse el edificio alzado tras tanta muerte. Se echará en falta a ese pelirrojo de Derry que pronto entendió que la paz había que hacerla con el enemigo.