Cameos

David Trueba

David Trueba / periodico

ÓSCAR LÓPEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ya sé que la autoficción, los juegos metaliterarios, o las autobiografías más o menos encubiertas están a la orden del día pero no es de eso de lo que quiero hablar. Y no porque no me apetezca explayarme en la manera como Enrique Vila-Matas se esconde hábilmente tras 'Mac y su contratiempo'. O en el descaro sin camuflajes de Karl Ove Knausgaard, de quien tendremos en mayo 'Tiene que llover'. Lo que me ha llamado la atención estas últimas semanas es la aparición de algunas novelas donde otros escritores conocidos aparecen como personajes, con sus nombres y apellidos, sea o no con permiso. De hecho son algo más que cameos literarios, dado que el papel que juegan es importante, para sorpresa del lector.

Ya me llamó la atención que Rosa Montero se diera caña a sí misma en 'La carne', pero nada que llegara al nivel de lo que leería posteriormente. ¿Recuerdan que se montó la de Dios con la novela de Elvira Navarro, 'Los últimos días de Adelaida García Morales', cuando Víctor Erice, quien fuera su marido, criticó que, y cito, “utilizara de forma descarnada una vida ajena”? Cierto que Elvira comentó que Adelaida fue el motivo y no la protagonista del libro, aunque quizás le hubiera ido mejor si no hubiera aparecido en la portada. Pero es que hace poco leí la estupenda novela de Javier Cercas, 'El monarca de las sombras', y me quedé descolocado cuando su amigo David Trueba, personaje importante al ser uno de los responsables de que el libro se escribiera, le cuenta a Cercas todos los pormenores de su divorcio de Ariadna Gil. Ahí supe que esa anécdota competiría con el 99’9% del argumento restante en todos los artículos que se publicaran después.

Y justo me reconfiguro que me llega a las manos la desternillante novela 'Los cinco y yo' de Antonio Orejudo, de próxima aparición, y me encuentro a su amigo y escritor Rafael Reig sometiéndose a un tratamiento experimental con proteínas GDF11 para tratarse unos problemas de desorientación. Juro por la sagrada serie de los Cinco que como esto siga así le voy a pedir a EL PERIÓDICO DE CATALUNYA que me deje escribir una amarillenta columna semanal sobre cultura y corazón. No sé a qué esperan.