Millet nos engañó a todos
Las instituciones y la sociedad civil reaccionaron con rapidez y presteza para atajar la situación, que era delicada
Ignacio García-Nieto
Presidente de la Comissió de Comptes de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música Catalana
IGNACIO GARCÍA-NIETO
Recuerdo muy bien la sensación de incredulidad que me invadió aquella mañana del 22 Julio de hace casi 8 años cuando me enteré de que la policía había registrado el Palau de la Música. Digámoslo claramente, Millet era a todas luces el prototipo de burgués ilustrado, prohombre de la ciudad, artífice exitoso del renacer del Palau. Y esa sensación creo que fue compartida por la inmensa mayoría de la sociedad catalana. Millet nos había engañado a todos sin excepción, por eso desconfio de aquellos que ahora dicen 'yo ya lo venia venir'. Pero no es objeto de estas líneas valorar como pudo ocurrir.
Durante los días y semanas posteriores y a pesar de los intentos de Millet fue quedando claro que había efectuado un expolio sistemático del Palau. Las instituciones y la sociedad civil reaccionaron con rapidez y presteza para atajar la situación, que era delicada. Había que preservar el normal funcionamiento de la institución que estaba descabezada y sin rumbo y a la vez había que bucear en el interior para averiguar la magnitud del daño e iniciar todas las acciones necesarias para preservar la integridad y buen nombre del Palau y perseguir a los culpables.
El rápido nombramiento de una presidenta y un director general fue el inicio de la normalización de la Institución. El tándem de Mariona Carulla y Joan Llinares comenzó una decidida actuación en todos los frentes. En particular la experiencia de Llinares en la gerencia de otras instituciones permitió restablecer en un corto plazo la normalidad administrativa. En paralelo y con la ayuda de profesionales de reconocido prestigio se recopiló toda la información necesaria para iniciar las correspondientes acciones jurídicas. Asimismo se procedió a racionalizar la estructura administrativa, contable y jurídica del Palau y se instauraron los necesarios mecanismos de control entre ellos la creación de una comisión de cuentas delegada del patronato formada por Maria Angels Vallvé, Leopoldo Rodés y yo mismo como presidente. Durante este primer período no se descuidó la vertiente artística que es el alma del Palau sino que la programación mejoró.
TURBULENCIAS SUPERADAS
Una vez estabilizada la situación y cumplida con nota la tarea encomendada a Llinares se procedió al nombramiento como nuevo director general del Palau de Joan Oller. Su perfil profesional con amplios conocimientos de gestión y artísticos era el adecuado. A lo largo de estos últimos años se ha proseguido con el rigor financiero; hoy el Palau tiene una fuente de ingresos diversificada representando las subvenciones públicas solo un 13% de su presupuesto. A la vez se ha ideado una programación de primera línea con un discurso propio que ha situado al Palau como uno de los auditorios más relevantes de Europa. Se ha profundizado en la excelencia de los conjuntos corales de la casa que han efectuado relevantes giras europeas.
Lejos quedan las turbulencias producidas por Millet. Hoy el Palau es una Institución de referencia a nivel europeo como un gran auditorio dotado de unos excelentes conjuntos vocales. El nombramiento el pasado año del prestigioso director coral Simon Halsey servirá para consolidar el nivel de excelencia que el Palau se merece.
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