¿Habrá un Renzi catalán?
El PDC no ha retenido ni al electorado ni a los militantes de CiU
Astrid Barrio
Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO
ASTRID BARRIO
En el conjunto de España, el ciclo electoral que ya se puede dar por cerrado tras la investidura de Mariano Rajoy ha dejado tras de sí un sistema de partidos muy distinto al del anterior y que se mantendrá estable siempre que el PSOE no se rompa. En Catalunya, en cambio, el panorama dista de ser definitivo a la espera de las elecciones constituyentes que, de acuerdo con la nueva hoja de ruta, han de celebrarse en marzo del 2018 (siempre y cuando en septiembre del 2017 se celebre el referéndum y gane el 'sí' a la independencia). Eso si la CUP da apoyo a los presupuestos porque de lo contrario habrá elecciones antes. Y es en la perspectiva de nuevas elecciones que en las últimas semanas se están dando a conocer diversas iniciativas que buscan hacerse hueco en el sistema de partidos que se está gestando.
En la izquierda está emergiendo el proyecto de los 'comuns' articulado alrededor del núcleo irradiador de la nueva política de Podemos y de Ada Colau que ha atraído a viejos partidos como ICV y EUiA. Esta iniciativa que ha hecho suyo el apoyo al referéndum arrinconando al PSC pretende construir "una nueva fuerza para una Catalunya nueva" y tiene aspiraciones hegemónicas después haber ganado las últimas elecciones generales en Catalunya y de haber superado ampliamente al PSC.
CONFLICTO PSC-PSOE
Y este partido, por su parte, aunque está en retroceso, en su reciente congreso ha sido capaz de superar las divisiones internas y, más allá de su conflicto (pospuesto) con el PSOE, se enfrenta a la disyuntiva de si quiere y puede competir con los 'comuns', de si amplía los espacios de cooperación con esta fuerza política como ya está sucediendo en Barcelona o de si apuesta por construir otro espacio sobre los restos de su propio partido y del pujolismo, que es el otro gran espacio en mutación desde la desaparición de Convergència i Unió y el que tiene más pretendientes.
Desde Ciudadanos, que ha moderado su hostilidad hacia algunos postulados clásicos del catalanismo, hasta Lliures, el partido catalanista, centrista y liberal impulsado por antiguos integrantes de CiU con Antoni Fernández Teixidó, al frente.Y si este es un espacio disputado es porque los legítimos herederos no parecen haber sido capaces de recoger el testigo de la que otrora fuera fuerza hegemónica.
El PDC no ha retenido ni al electorado ni a los militantes de Convergència, mientras que UDC, mermada por las escisiones, por la salida de las instituciones y por las deudas económicas, ha optado abiertamente por la constitución junto con otras formaciones de otra nueva fuerza política nacionalista pero no rupturista. De ahí su presencia junto al PSC en la presentación de Portes Obertes del Catalanisme, un movimiento que aspira a recuperar el espíritu del catalanismo clásico y que apuesta por la reforma constitucional como vía para resolver el conflicto entre Catalunya y España. Esta sería una vía muy a la italiana: reinvención de viejos partidos y reforma constitucional. Pero para ello hará falta un Renzi
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