Catalunya necesita un partido socialdemócrata

Entre 1999 y el 2003 fui diputado en el Parlament. Los socialistas catalanes habíamos obtenido, con Pasqual Maragall, los mejores resultados en unas elecciones autonómicas; menos diputados pero más votos que Jordi Pujol. Hoy Jordi Pujol está siendo investigado y el PSC ya no es el partido mayoritario de Catalunya.

A mi alrededor he ido viendo cómo, poco a poco y voto a voto, muchas personas nos abandonaban y dejaban de confiar en el PSC. Además, en demasiadas ocasiones la pérdida de apoyo social, que viene de lejos, no se ha querido reconocer. Yo me he quedado y sigo siendo de los que piensa que Catalunya necesita un partido que impulse una agenda política socialdemócrata, la de la igual posibilidad de las personas para ser libres.

Pero los partidos, aunque aún hay quien piensa que son un fin en sí mismo, son instrumentos al servicio de la ciudadanía y, en el caso del socialista, tiene que ser capaz de aplicar en cada momento social la receta de la igualdad y la libertad.

Vivimos un momento de fracturas generacionales, sociales y territoriales. Todos los partidos socialdemócratas en Europa conviven con mucha dificultad con la crisis económica y política que recorre Europa. Las fracturas son complejas, las soluciones también y no se debe ceder ante soluciones fáciles que, por cierto, no existen.

El congreso de este fin de semana tiene que ser el laboratorio para empezar a dar respuesta a estas fracturas en Catalunya. Si el PSC no lo hace puede ser sustituido.