El envilecimiento de la política

"Es algo normal"

Con las declaraciones de Correa en la Audiencia Nacional, por primera vez un corrupto admite públicamente que en España el soborno está generalizado

Gürtel Correa

Gürtel Correa / periodico

JESÚS LÓPEZ-MEDEL

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¡Por fin alguien lo dice ante un juez! Es la primera vez que quien ha hecho sobornos expresa que esto sucede con bastante frecuencia. Así pensamos muchos, pero nadie con tanta práctica había reconocido esta triste verdad: España es un país donde las prácticas corruptas están bastante generalizadas.

La frase de Francisco Correa emitida en la Audiencia Nacional en el juicio que lleva su apellido en alemán (Gürtel) es tan veraz como cierta es la connivencia de los partidos políticos y una clase política innoble y avariciosa.

¿Quién corrompe a quién? ¿Quien paga por obras o recalificaciones urbanísticas o quien recibe o pide el dinero? Da igual, pero más gravedad tiene quien desde una posición obligada de defensa o gestión del interés público se aviene a ello.

DESDE EL VÉRTICE A LA BASE

Hay muchas implicaciones negativas en la frase "Es algo normal" a nivel de aceptación por la sociedad. Y en la generalización de esos usos al ver que durante mucho tiempo el poder judicial no iba a por quienes los cometían. Estas prácticas eran muy abundantes ya en los años 90, pero se dejaban pasar. Solo se actuaba en firme contra tipos corruptos peligrosos por estar incontrolados: Gil y Gil en Marbella, Hormaechea en Cantabria, etcétera.

Pero eso era algo ya existente (sabido y callado) desde el vértice de la pirámide de la organización política española a todos los estamentos, sobre todo a un nivel territorial más bajo: ayuntamientos y comunidades. Salvo algunos que se llevaban el dinero solo para ellos, quienes lo compartían con el partido tenían cierta protección.

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Las prácticas son abundantes, y de ellas se han aprovechado desde grandes empresas (ahora han sido nombradas) a avispados que empezaban y sabían que había que pasar por el aro. Solo había que buscar un intermediario o conseguidor. Otear quién trabajaba cerca del poder del cual interesaba conseguir algo.

LOS AVISOS DE BORRELL Y MARAGALL

En las recalificaciones urbanísticas el lápiz permite cambiar la calificación del suelo o la edificabilidad, permitiendo construcciones disparatadas. En esto ha sido muy nefasta la identificación política del gobierno local y el autonómico. En el caso de Madrid, Ayuntamiento y Comunidad han sido del mismo signo político durante lustros. Pagando al partido, las dos instancias garantizaban el desmán. No había o no funcionaban contrapesos.

En materia de contratación, se encarecen obras que cuestan dos o tres veces más de lo previsto, se realizan modificaciones en contratos, se llevan a cabo obras inviables por las que luego se pagarán altas indemnizaciones, se hacen abundantes adjudicaciones directas o a dedo, se configura el perfil del contratista con una foto del que será elegido, se fracciona el importe de la obra, se admiten bajísimas ofertas que pronto se reforman, etcétera.

En 1991, Josep Borrell, ministro de Obras Públicas, avisó a las grandes empresas para que cesasen las comisiones. En el 2005, Pasqual Maragall expresó aquello del problema llamado 3%. Bastaría con que el jefe del partido dijese: "Del que me entere, le corto la mano”. Pero no. Formaba parte del "sistema".