tú y yo somos tres

Maestro... ¿o 'showman'?

FERRAN MONEGAL

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El programa '<strong>'Poder canijo'</strong>, que acaba de estrenar <b>Juan y Medio</b> en TVE-1, es un intento de aproximación a los nuevos métodos de enseñanza. Maestras y maestros, modernos, virtuosos y abnegados, visitan el programa --con algún famoso televisivo intercalado para dar más amenidad-- y enseñan a los niños que la educación, el ir a clase, tiene que transformarse en algo divertido, alegre y agradable.

O sea que la nueva metodología educativa lucha por erradicar el nefasto refrán de 'La letra con sangre entra'. Estamos de acuerdo. En un reciente '30 minuts' (TV-3), a mediados de septiembre, ya nos contaron la nueva metodología que están implantando algunas escuelas catalanas. Transforman el concepto de «alumno que escucha» en «alumno que participa», como protagonista de una educación dinámica en la que se implica y la recrea.

En el programa de Juan y Medio, no obstante, hemos visto a una maestra con un método todavía más novedoso. Esta profesora aparece en clase con capa y antifaz. Como una fantástica superwoman de cómic comienza a ensayar pases mágicos. Hace vistosas cabriolas. Y naturalmente atrae la atención de los alumnos una barbaridad. Una vez captado su interés, intenta introducir la enseñanza.

Hombre, hace años que el sabio profesor José Antonio Marina en sus lamentablemente escasas apariciones televisadas, siempre advierte: la tele ha derrotado a la educación clásica; ahora el alumno no aguarda sentado la llegada de un profesor, ahora espera que quien aparezca por la puerta sea una especie de presentador, de entertainer, que le proporcione diversión, como cuando está en casa sentado frente a la tele. ¡Ah! En efecto ahora los alumnos llegan de casa condicionados por la tele. Para captar su atención --y mantenerla durante 55 minutos-- parece que, en lugar de un maestro, lo que necesitan es un 'showman'.

EJERCICIO PARA ESTUDIANTES

Algún analista aguafiestas ha considerado que lo que ha hecho Ferreras en La Sexta, en su maratoniano seguimiento de 'la guerra de Ferraz', no ha sido otra cosa que copiar un sistema informativo ya inventado: por ejemplo, el del Canal 24 horaso si prefieren el del 3/24. A mi juicio es más interesante otro análisis sobre el 'fenómeno Ferreras / Ferraz': estudiar hacia donde cargaba el acento culposo en su largo seguimiento de la batalla. «¡Intentaba un pucherazo! ¡Había una urna detrás de una mampara!». Son solo dos ejemplos del sesgo de una elocuencia meditable.