Editorial

Tengamos la fiesta en paz

El espíritu popular, abierto y conciliador de la celebración de la Mercè no puede ser arruinado por la batalla política

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cartell / NEUS MASCAROS MARTÍNEZ

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La fiesta mayor de Barcelona vuelve a convertirse un año más en privilegiado escaparate donde los barceloneses, y miles de forasteros, tienen la oportunidad de exhibir su cara más lúdica aparcando por unos días las aristas más afiladas de la exigente realidad cotidiana. Felizmente liberada de la cautividad oficialista en la que malvivió durante tanto tiempo y recuperado su carácter abierto y popular, la Mercè hace ya tiempo que es la gran cita festiva anual de todos los ciudadanos, donde el espíritu cívico, solidario y de convivencia orilla por unos días otras lógicas discrepancias. Ese ánimo transversal es el que convoca y empuja año tras año a miles de personas a participar en la amplia y heterogénea oferta de ocio y cultura que moviliza a toda la ciudad.

Precisamente por esa ya arraigada complicidad festiva de estos días, irritan los intentos de grosera manipulación política de las fiestas que algunos pretenden, utilizándolas como torpe arma arrojadiza contra el adversario. El año pasado ya tuvimos que asistir a una ridícula guerra de banderas con aquellos infantiles forcejeos entre representantes de ERC y el PP en el balcón del ayuntamiento mientras los ciudadanos, abajo, solo esperaban que empezara la fiesta.

Los prolegómenos de esta edición también se han calentado políticamente y anuncian para hoy otro despropósito: un bufo contrapregón soberanista para intentar boicotear al pregonero oficial, el escritor Javier Pérez Andújar, estigmatizado por quienes aún confunden gimnasia con magnesia.

Pero, finalmente, el sentido común se impondrá y el espectáculo del pregón levantará el telón de una Mercè-16 que llega concentrada en solo cuatro días pero con una intensa programación. Una de las novedades consistirá en la descentralización de los grandes escenarios urbanos, que incluirán esta vez el parque de la Trinitat y la Fabra i Coats en Sant Andreu. El brillante cartel musical (con casi 90 conciertos previstos a cargo de más de 70 grupos y solistas), el carrusel de espectáculos en la Ciutadella, o los tradicionales gegants castells, junto al infernal correfoc y el masivo piromusical de cierre conforman un programa más que variado y atractivo para convocar de nuevo a miles de ciudadanos a disfrutar en la calle, cívicamente y sin mayores presiones, de la gran fiesta de la ciudad. El lunes será otro día.