Dos miradas

Inconmovibles

Philippe Petit

Philippe Petit / periodico

josep maria Fonalleras

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W. H. Auden recurrió a Pieter Brueghel el Viejo para hablar del dolor y la indiferencia. Vio el cuadro en el Musée des Beaux Arts de Bruselas, en 1938, y, atento a los vientos que corrían por Europa, el poeta inglés escribió un magnífico, impresionante poema, con el título del museo belga y con el recuerdo del 'Paisaje con la caída de Ícaro', el famoso óleo del pintor sobre la tragedia del hombre que quería volar hasta el sol y cayó al mar. Mientras Ícaro cae, nadie presta atención, ni siquiera cuando el estallido del golpe del cuerpo contra la superficie se convierte en un pequeño terremoto que sacude las aguas apacibles. El pastor continúa llevando su rebaño, el pescador se fija solo en su caña, el agricultor labra. Inconmovibles. El barco que tiene un destino no detiene su navegación en calma.

Al ver la foto de Thomas Hoepker, de la agencia Magnum, que publicó 'Dominical', pensé en el poema de Auden. ¿La recuerdan? Es un reportaje sobre las cenizas del 11-S, imágenes que son poco conocidas. Al fondo, el humo de las Torres Gemelas destruidas. En primer plano, unos chicos que ríen y charlan, distraídos, ajenos al derrumbe. «¿Con qué serenidad todo parece lejos del desastre». Lo explican los Viejos Maestros, dice el poeta. El dolor está presente en el mundo, pero huimos de él para que no nos salpique. La vida sigue su ritmo. Ícaro cae y se hunden las torres, pero el barco que tiene un destino no detiene su navegación en calma.