El debate sobre el espíritu olímpico (y 2)

El premio al esfuerzo

Llego a los JJOO de Brasil con el objetivo de ganar otra medalla tras pasar cuatro años muy duros

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JOEL
González

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Los Juegos Olímpicos son el escenario privilegiado donde todo deportista quiere estar. Por la grandeza y por la oportunidad de poder demostrarte a ti mismo que mereces estar en la élite del deporte mundial. Vivir esta experiencia es un premio a una trayectoria, a un trabajo bien hecho. Poder estar compitiendo allí te hace sentir que perteneces a algo grande, a algo a lo que muy pocos elegidos pueden llegar.

Personalmente solo he tenido una experiencia. Una experiencia que pude compartir con millones de españoles, una experiencia que hizo vibrar y sacar más de un grito de alegría. Fue en mi primera participación en unos JJOO, con 22 años, y conquisté el oro olímpico, ¿qué más se puede pedir ahora?

Llego a estos Juegos de Brasil con nuevas motivaciones, nuevos retos y, cómo no, con el mismo objetivo. Poder volver a sentir lo que pesa una medalla de ese color y calibre en mi cuello. Sé que costará, sé que no va a ser fácil pero de eso se trata. Si todo el mundo pudiera tener una, no tendría el valor que tiene. Espero, por qué no, que todos podamos volver a vivir algo similar a lo ocurrido en Londres, que podamos volver a gritar por una medalla conseguida.

CUATRO AÑOS DUROS

Han sido cuatro años muy duros, en los que he tenido que saber caerme y levantarme en repetidas ocasiones. Es complicado ver cómo pasas de ser el mejor a ser incapaz de mantenerte en pie. Tu mente no está preparada para esto. Piensas muchas cosas y muchas de ellas no son muy buenas que digamos. Quedas campeón olímpico, disfrutas de unas merecidas vacaciones, comienzas a entrenar y en la primera competición te rompes la rodilla. Crees que todo es una broma, que no te ha podido pasar a ti. Tú que estabas en el punto más bueno de tu carrera deportiva, has sido derrotado. Y no derrotado por un rival sino por ti mismo. Esto es duro.

Pero todos debemos de saber reponernos, la vida continúa y hay que mirar hacia delante. No vale la pena pensar ¿y si hubiera hecho esto? ¿y si hubiera hecho lo otro? Todo eso es independiente, el problema ya ha venido y ahora hay que solucionarlo. Dos años a remolque, viendo resignadamente cómo todos hacen todo mejor que tú y sintiendo la impotencia de no poder volver a ser el de antes. Pero, como dice mi madre: en esta vida todo tiene solución.

Me aparto de lo meramente deportivo. Acabo mi carrera de Criminología y un máster en prevención de riesgos laborales (UCAM Murcia). Comienzo a trabajar con La Liga Profesional en el tema de amaños de partidos y viajo a Bruselas y Viena para profesionalizarme en esa especialidad.

Pero una vez pasa el tiempo, hay tienes que pensar y recapacitar. ¿De verdad quieres volver a ser el mejor?, ¿quieres arriesgarte a volver... y fracasar?Lo has ganado todo y no estás en tus mejores condiciones que digamos. Puedes dedicarte a todo lo que te has formado y retirarte como el mejor. ¿Pero qué haríamos en esta vida sin ambiciones?

VOLVER A SER EL MEJOR

¡Volvamos!, pensó mi cabeza, lucha y vuélvete a demostrar a ti mismo que puedes ser el mejor de nuevo independientemente de los percances que hayas podido sufrir. Y aquí estamos, después de esto, un subcampeonato del mundo, un bronce europeo y la clasificación para los Juegos Olímpicos de Brasil. Creo que la pregunta de a qué aspira Joel González en sus segundos Juegos ya resulta innecesaria.

Volviendo a la percepción que tengo de los Juegos Olímpicos, solo me queda por añadir una cosa, una imagen que me resume este espíritu olímpico. Mi padre (apasionado del deporte) se queda mirando siempre la televisión cuando juega la selección, independientemente del deporte e independientemente de cuándo se haga esta competición. Así hay poca gente, pero cuando hablamos de unos Juegos Olímpicos… todo cambia, porque todos quieren ver como un 'paisano' consigue estar en lo más alto de los podios.

Esa es la grandeza de los Juegos, que personas que no ven ni entienden de deporte, un verano cada cuatro años se sientan frente al televisor y animan con toda la fuerza y el corazón a todos los deportistas de su nación, independientemente de la especialidad deportiva que practiquen.

EL ANTES Y EL DESPUÉS

Y aquí nos encontramos a tan solo unos días de la competición más importante, la que seguramente si todo va bien marcará un antes y un después en mi vida. Hemos entrenado a tope y ahora, lucharemos y daremos todo lo nuestro dentro del tapiz, y ojalá la próxima vez que escriba un artículo sea para expresar lo que siento al ser doble campeón olímpico.

Ahora, animad como nunca porque os aseguro que no hay nada más bonito que sentir cerca de ti el calor de la gente.